La plaza cambiaria local sigue ligada a la suerte del mercado brasileño y parece que no volverá a separarse. Ayer, el peso y el real arrancaron imparables desde el inicio de la rueda. En el circuito porteño se lo dejó libre y sumó otros dos centavos, para cerrar la semana en 3,47 pesos, nueve centavos por encima del viernes previo. En cambio, la administración de Lula da Silva, con una agresiva intervención de su Banco Central, pudo bajarlo diez centavos luego de que tocara un nuevo techo de 2,60 reales. A diferencia de lo que fue noviembre, los inversores advierten que ahora hay que mirar el real para predecir cuál será el margen que le dará el Central al dólar. La Bolsa negoció con escaso volumen y registró una tímida suba de 0,8 por ciento.

La preocupación es la misma, aunque la forma de encararla y el margen de acción son bastante distintos. El Central convalidó durante las últimas dos semanas ajustes paulatinos que se fueron intensificando desde el miércoles pasado. Con la ayuda del Banco Nación, el organismo que conduce Martín Redrado suavizó las oscilaciones de la plaza cambiaria y lo condujo a valores competitivos respecto de los principales socios comerciales de la Argentina.

La plaza cambiaria cerró con el volumen operado más acotado de la semana, al operarse 259 millones de dólares, lo que le quita trascendencia a cualquier escalada que pueda sufrir la divisa. El Nación apareció con muy poca participación, vendiendo dólares a media jornada, para darle liquidez al mercado.

El BC compensó la ausencia de los exportadores, que siguen a la espera de mejores precios internacionales para liquidar su cosecha de granos. La soja para entrega en mayo próximo perforó ayer el piso de 300 dólares la tonelada en Chicago. Mientras, en el Mercado a Término de Buenos Aires se pactó en 193,30 dólares los mil kilos, lo que supuso una caída de 3,70 dólares respecto de la rueda previa y de 43,8 por ciento contra el máximo de 344 dólares que se registró el 3 de marzo último.

El dólar mayorista arrancó en 3,435 pesos. Luego comenzó su raid alcista hasta tocar un máximo de 3,475 pesos. En ese momento apareció la intervención oficial y quedó controlado en 3,468 pesos. El stock de reservas internacionales en poder del Central cerró en 46.044 millones de dólares.

“Hay una demanda genuina de empresas e individuos, que se amplifica por el escaso volumen, y el Central interviene poco”, explicó a este diario Carlos Lizer, de Puente Hermanos. El responsable de la mesa de cambios pronosticó que la demanda continuará sostenida hasta fines de la próxima semana, “cuando las empresas deberán pagar aguinaldo, vacaciones e impuestos”. Sin embargo, desde el Gobierno admiten que, más allá de la demanda de las empresas para cumplir sus compromisos, la suerte del dólar en el país seguirá atada a lo que suceda con el real.

El dólar en la plaza brasileña sigue bajo presión al alza y ayer llegó a pisar los 2,64 reales, con un incremento de 4 por ciento intradiario. La escapada volvió a tener como protagonista la persistente fuga de capitales. Pero el Banco Central de Brasil intensificó sus ventas. Realizó tres agresivas intervenciones en el segmento de contado e hizo una colocación de swaps cambiarios (intercambio de dólares por reales bajo promesa de devolución).

Finalmente, el real recuperó terreno en el final de la jornada y cerró en 2,48 unidades por dólar, incluso un 1 por ciento arriba de anteayer, según la cotización de la Bolsa de Mercaderías y Futuros brasileña. De todas maneras, en la semana la moneda brasileña cedió 6 por ciento ante el dólar.

En el mercado internacional el dólar se recuperó en el sudeste asiático, empujado por la cobertura de posiciones antes de que se conocieran los datos de empleo en los Estados Unidos, a un máximo de 1,2625 por euro. Sin embargo, al inicio de las operaciones en Nueva York se conoció que la economía norteamericana destruyó en noviembre 533 mil empleos, la mayor pérdida desde diciembre de 1974. A pesar de esto, Wall Street cerró en alza. El índice industrial Dow Jones recuperó 3,1 por ciento, aunque no le alcanzó para evitar el rojo balance de la semana. El avance de Nueva York contagió a la región.

A tono con el contexto internacional, la Bolsa porteña cursó una rueda de mucha histeria. En el pasaje de mayor presión vendedora, el índice de empresas líderes sufría una caída de 4,5 por ciento. Pero sobre el final, de la mano de la recuperación de Wall Street, el Merval finalizó por encima de los mil puntos, terreno que no transitaba desde mediados de noviembre. El indicador cerró en 1005,3 puntos y un alza de 1,1 por ciento en la semana. Los papeles que ostentaron las mayores ganancias fueron Pampa Holding, con 4,8 por ciento, y Molinos, con 4,6 por ciento.

Por su parte, los papeles de Tenaris cerraron sin cambios. Esa acción, que era utilizada en el mecanismo “contado con liquidación”, vio reducido esta semana su monto de negocios, luego de que la Comisión Nacional de Valores dispusiera sumar los valores negociables a la disposición que obliga a mantenerlos en cartera 72 horas previo a su venta en el exterior.

En renta fija, los títulos públicos tuvieron un desempeño favorable. El Descuento en pesos avanzó 4,8 por ciento y el Par acompañó con un margen de 0,1 por ciento. En la familia de los Boden, la emisión 2013 quedó 1,2 arriba. Las acciones reunieron negocios por 46,2 millones de pesos, mientras que en bonos se operaron 329,3 millones.