Viernes, 4 de febrero de 2011 | Hoy
ECONOMíA › OPINION
Por Francisco dos Reis *
A fines de 2009 y principios de 2010, una serie de economistas del establishment salió a pronosticar el Apocalipsis. Entre las falsas profecías publicadas en varios medios del monopolio mediático, se llegó a hablar de una desocupación en torno del 11 por ciento, crisis energética, estampida inflacionaria, dólar por encima de los $10 y bajísimo crecimiento del PBI (los pronósticos iban desde -0,5 a 2,5 por ciento). A esto debemos sumarle el planteo que hacía en ese entonces la Mesa de Enlace, que advertía una inminente importación de trigo, leche y carne.
Pero estos pronósticos pronto demostraron ser incorrectos. La economía creció al 9 por ciento, no importamos ni trigo, ni carne, ni leche. Muy por el contrario, estamos en condiciones de exportar. A pesar de que fue el año de mayor uso de energía, no faltó generación, sino que falló la infraestructura de distribución.
La desocupación no sólo no llegó al 11 por ciento sino que además bajó levemente. Y la inflación, que es significativa, hay que leerla entre líneas: si hilamos fino, no existen condiciones económicas para que se genere inflación, lo que realmente hay es un aumento generalizado en las góndolas producto de la ambición desmedida de los formadores de precios, que responden a los intereses de los grandes grupos económicos.
Lo que expreso no es una novedad absoluta, porque afortunadamente algunos economistas, periodistas y referentes del campo nacional y popular están echando luz sobre estas profecías no cumplidas. Pero lo que no se termina de desentrañar es cuál es el verdadero objetivo de estos anuncios. ¿Es ideológico, es desestabilizador, es una forma chabacana de hacer política?
Si un empresario pyme tiene pretensiones de apostar a una inversión y escucha, ve o lee esta cantidad de información que nos regalan todos los años, ¿cómo se va a comportar? ¿Corriendo los riesgos que implica una economía que desciende, o apostando a una economía que va a seguir creciendo?
¿Cómo afecta al conjunto de los que escuchan, ven o leen toda esta información distorsionada, no realista? ¿Quién se beneficia con esto? El arco de los sectores sociales, el trabajador, el pequeño empresario, el profesional, el comerciante, no se beneficia. Nadie arriesga con datos tan distorsionados, con una perspectiva negativa, y las sociedades decaen en optimismo. Los grandes medios alineados con los factores de poder están jugando con nuestra subjetividad, están subestimando nuestra inteligencia y no debemos permitirlo.
* Empresario pyme y presidente de la CEEN (Central de Entidades Empresarias Nacionales).
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