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Nuevos rumores de default en Grecia y renuncias en el Banco Central Europeo (BCE) por disputas internas sobre cómo encarar la crisis llevaron a los principales mercados financieros a otro desplome generalizado. En Europa, las Bolsas más castigadas fueron la italiana y la española, con retrocesos del 4,9 y 4,5 por ciento, respectivamente. En Wall Street se replicó la tendencia, aunque con diferencias más moderadas, mientras continúa el debate por el plan de estímulo que anunció Barack Obama. El índice Dow Jones cayó 2,7 por ciento y el tecnológico Nasdaq perdió 2,4. El economista jefe del BCE, Jurgen Stark, dejó su cargo, revelando profundas discrepancias sobre la adquisición de bonos de países agobiados por sus deudas. Por su parte, las autoridades griegas negaron las versiones de que vayan a anunciar una cesación de pagos, aunque la desmentida no logró evitar un nuevo “viernes negro”. En tanto, los ministros de Finanzas del G-7, reunidos en Marsella, derramaron una “mezcla ideal” entre ajuste fiscal y estímulo de la actividad para salir del atolladero.

Fue una semana para olvidar: comenzó y cerró con desplomes generalizados de los mercados. El convulsionado contexto global se enrareció ayer todavía más con la sorpresiva renuncia de Stark. El economista ortodoxo de 63 años acusó problemas personales, pero en las últimas semanas había manifestado públicamente su oposición al programa de compra de obligaciones impulsado por el BCE para aliviar la situación de los países de la región con mayores problemas. La institución, que había adoptado en mayo de 2010 este programa para acudir en ayuda de Grecia, lo había suspendido en el curso de este año, antes de reanudar las compras en agosto debido al agravamiento de la crisis de la deuda, que amenaza a las economías de Italia a España. Stark había votado en contra de la reanudación de las compras. En febrero pasado, otro alemán, el ex presidente de la Bundesbank Axel Weber también renunció del BCE debido a su oposición al programa de compra de deuda.

A esta situación se sumaron los rumores de un default griego y de su salida de la Eurozona, por pedido de Holanda. “Ninguna salida ni expulsión de la Zona Euro está contemplada en el Tratado de Lisboa. La participación es irrevocable. No hay discusión en ese sentido”, aseguró Amadeu Altafaj, portavoz del comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn. En tanto, el Ministerio de Finanzas griego negó que vaya a anunciar una suspensión del cumplimiento del pago de los servicios de deuda. “Se trata de una información basura. No es la primera vez que hay publicaciones de este tipo en la prensa”, señalaron desde esa cartera. De hecho, el gobierno del país helénico considera “satisfactorios” los progresos de su programa de canje de deuda con los bancos privados. El problema de Grecia es además la economía real, que cayó 8,0 por ciento en el primer trimestre y 7,3 en el segundo.

Tras la reunión mantenida desde el mediodía en Marsella para analizar la crisis, los ministros de Finanzas del G-7 admitieron que la economía mundial sufre una ralentización. “Dado el carácter frágil de la recuperación, tenemos la difícil tarea de aplicar plenamente nuestros planes de ajuste presupuestario y apoyar la actividad económica teniendo en cuenta las circunstancias nacionales diferentes”, señalaron los ministros, según un texto emitido.

La debilidad de Europa se reflejó en la caída de la moneda comunitaria. En la plaza cambiaria local el euro perdió siete centavos en la semana y quedó en 5,96 pesos, mientras que el dólar se mantuvo sin modificaciones a 4,24 pesos. La negociación de la divisa no deparó sorpresas y el Banco Central no intervino en la plaza. El stock de reservas se ubicó en 49.684 millones de dólares. En la Bolsa, las acciones líderes perdieron el 2,8 por ciento. Los bonos tuvieron mejor suerte y las pérdidas fueron del 1,5 por ciento en promedio.