ECONOMíA › DUHALDE CREE QUE EL DOLAR BAJARA “UN POCO MAS”
Satisfacción en la Casa Rosada
Por Diego Schurman
Ni euforia ni desazón. Ni serenidad ni desasosiego. La sensación que predominó ayer en la Casa Rosada tras arrancar la libre flotación del dólar fue de “satisfacción”. Y Eduardo Duhalde lo hizo saber a propios y extraños, con un pronóstico de yapa: que a su entender el valor de la moneda norteamericana estará en los próximos días “aún más bajo”.
El Presidente siguió la evolución del dólar a través de los resúmenes de prensa, desgrabaciones radiales y el dato de algún funcionario presuroso. Pero la ansiedad de la mañana –Duhalde llegó bien temprano a Gobierno– se fue esfumando con el correr de las horas. Para la noche lo único que le preocupaba era la manera en que relanzará hoy la concertación.
“Ni siquiera tuvo que intervenir el Banco Central, todo fue como esperábamos que fuera”, señaló Eduardo Amadeo. El vocero presidencial no quiso, de todos modos, exagerar la nota. Prefirió mantener el mismo bajo perfil con el que viajó a Washington para participar de la reunión con el FMI.
“Como hubo liquidación de exportaciones, el dólar rondó los 2 pesos y no los 3 como aseguraban los talibanes del mercado. Fue un día supernormal”, exageró, en cambio, un secretario de Estado y amigo del Presidente.
El funcionario hasta se entusiasmó con la lluvia, que logró morigerar no sólo la temperatura ambiente sino también el calor de los piqueteros que dispusieron cortes en los principales accesos a la Capital.
El único pico de tensión se registró en una encuentro que anoche mantuvieron los ministros Ignacio de Mendiguren y Rodolfo Gabrielli con los supermercadistas.
“Así vamos a tener que llamar a discutir salarios”, advirtieron en un momento los ministros de Producción e Interior ante la tendencia alcista de los precios y un principio de desabastecimiento.
No son pocos lo que imaginan inminente un proceso hiperinflacionario. De todos modos, el Gobierno no tiene pensado convocar al Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil, pese al reclamo no tan entusiasta que la CGT realizó ayer en ese sentido.
“La devaluación por sí sola no es un instrumento que licua el salario. Hoy se observa que en enero hubo una inflación del 2 por ciento, y también que hay remarcación. Pero el Gobierno va a tratar de controlar para que no impacte en el programa económico”, dijo Alfredo Atanasof a Página/12, buscando el equilibrio entre las presión de las empresas y de la gente.
El ministro de Trabajo se sumó ayer al lote de funcionarios que bajó al máximo el nivel de expectativa sobre los resultados del encuentro que Jorge Remes Lenicov mantendrá hoy con el Fondo Monetario. Amadeo ya había adelantado a este diario que el ministro de Economía volverá con las “manos vacías” de Washington. “No esperamos nada, solamente nos vamos a presentar formalmente, a conocernos la cara”, insistió ayer sobre la estrategia del paso a paso que adoptará el Gobierno.
El émulo de Carlos “Mostaza” Merlo reconoció que Duhalde se comunicó telefónicamente con el titular del FMI, Horst Koehler, anunciándole que la misión argentina le presentará un “plan sustentable, tanto desde el punto de vista financiero, político como social”.
Koehler, según la versión oficial, reconoció la “predisposición” del Fondo a negociar. Aunque son pocos en el staff duhaldista que imaginan un desembolso inmediato de dinero. “El Presupuesto lo hicimos a medida, pero lograr un nuevo ajuste en las provincias, como piden, resulta imposible. Y ni con miles de millones podremos evitar que explote el país”, dijo a Página/12 uno de los negociadores de la cartera de Interior.
Duhalde sabe que tiene que lidiar con las exigencias de los organismos de crédito internacional –que hablan de gobierno “populista”, con la mayor carga negativa de la palabra– y los reclamos de la gente.
La tarea no es sencilla. ¿Cómo hacer que el FMI ayude a un país que declaró el default, con el efecto cascada que esto podría producir en otras regiones? Para la gente, en cambio, Duhalde anunciará hoy mismo quesaldrá a recorrer el país para interiorizarse de los conflictos y repartir planes sociales.