“El Banco Central tiene que ser un agente activo en la política de desarrollo del país”, explicó a Página/12 el ministro de Economía, Hernán Lorenzino. El funcionario respaldó el proyecto de ley que reforma la Carta Orgánica del Banco Central y la Ley de Convertibilidad: “Necesitamos un BCRA que persiga objetivos múltiples además de la estabilidad de precios y que cuente con las herramientas para promover la estabilidad financiera y el desarrollo económico con equidad social”, afirmó el funcionario. Lorenzino resaltó la relevancia práctica y simbólica que implicará eliminar los resabios de la convertibilidad sobre el funcionamiento del BCRA. Mañana comienza el tratamiento legislativo del proyecto.

“Redireccionar al Central hacia la economía real permite adecuar la institucionalidad del organismo al paradigma de desarrollo económico instalado en 2003”, consideró Lorenzino en sintonía con CFK y la titular del organismo, Mercedes Marcó del Pont, quien irá este miércoles a la Cámara de Diputados para precisar cómo funcionarán los cambios propuestos. La funcionaria se presentará al mediodía ante un plenario de legisladores de tres comisiones: Finanzas, Presupuesto y Legislación general. El objetivo de los titulares de esas comisiones y el gobierno nacional es lograr dictamen para que el proyecto se trate en sesión la próxima semana. “La ampliación del mandato para contemplar, junto con el control de la inflación, la inclusión social, el pleno empleo y la estabilidad financiera es fundamental para que el Banco Central participe activamente como un agente más del desarrollo”, explicó a este diario Lorenzino durante una breve entrevista telefónica. La reforma busca erradicar los resabios de la convertibilidad vinculados con las reservas. Para eso elimina la obligación de mantener una relación directa entre la base monetaria –dinero y depósitos– y las reservas internacionales. En cambio, propone crear un nuevo criterio que garantice el buen funcionamiento del mercado cambiario y la sustentabilidad de las cuentas externas. “Bajo el actual esquema de tipo de cambio flexible y administrado no tiene sentido mantener una relación directa entre la base monetaria y las reservas, se necesita un parámetro diferente acorde al modelo productivo vigente”, argumentó el funcionario.

“El nivel de crédito en relación al PIB en Argentina es muy bajo”, advirtió Lorenzino. En ese escenario, destacó la relevancia de “dotar al Banco Central con las herramientas para promover préstamos de largo plazo orientados a la inversión productiva”. Las reformas otorgan al BCRA un conjunto de instrumentos para regular y orientar el crédito hacia distintos sectores productivos. Para eso, el BCRA podrá regular las condiciones de los préstamos: extender plazos, fijar techos para las tasas de interés, limitar los montos de las comisiones y direccionar las líneas hacia distintos sectores de la actividad, entre otras nuevas funciones. “Hoy el Banco Central no cuenta con esos instrumentos necesarios para el desarrollo.”

A su vez, Lorenzino destacó que la reforma amplía el perímetro regulatorio del Banco Central. Distintas actividades que tienen efectos directos e indirectos en el sistema financiero, como las empresas dedicadas al pago de servicios, las empresas de clearing bancario, las firmas que envían remesas al exterior y las transportadoras de caudales, pasarán a estar bajo la órbita normativa del BCRA. “La ampliación del poder regulatorio del BCRA implica un paso importante para controlar sectores que contaban con normativas vagas o ni siquiera estaban controlados”, expresó, advirtiendo además que “ningún lobby de ningún sector puede ser un obstáculo para la discusión de una reforma necesaria”.

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