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Un dossier y un encuentro, para compartir los miedos con Lula

Kirchner está preocupado porque la ortodoxia económica de su colega brasileño genere un “efecto caipirinha” que mate la reactivación. El 14 se ven en Londres y le lleva un dossier de cifras y de consejos.

 Por Fernando Cibeira

El presidente Néstor Kirchner está preocupado por algunas variables que hoy muestra la economía brasileña que, piensa, más pronto que tarde terminarán afectando la temblequeante reactivación argentina. Los datos se los acercó otro preocupado, el ministro Roberto Lavagna, y quedaron en que los técnicos de Economía elaborarán un dossier con un detalle de los números en cuestión. Kirchner le alcanzará el trabajo al presidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva en un aparte –que ya arregló la Cancillería–, el lunes 14, cuando se encuentren en Londres para participar en un encuentro de un tanto demodeé Tercera Vía.
Por recomendación de Lavagna, Kirchner viene siguiendo de cerca la evolución de Brasil. En Economía no les gusta nada el apego a las recetas ortodoxas a las que viene adhiriendo. Menos todavía que el gobierno de Lula se comprometiera con el FMI a un exagerado superávit del 4,25 por ciento del PBI. Piensan que la misión de técnicos del Fondo que llegó el jueves podría reclamarle a la Argentina una meta por el estilo, una exigencia que calculan, también podría rematar la reactivación.
“Estuvieron analizando números en Olivos y quedaron preocupados”, comentó un funcionario que pasó a mediados de esta semana por la quinta luego de un encuentro entre el Presidente y Lavagna en el que se tocó el tema Brasil. No es novedad que Kirchner imagina buena parte del destino argentino atado a lo que suceda con su principal vecino, tanto en lo político como en lo económico. Lo demostró Kirchner al ir a mostrarse con Lula luego de la primera vuelta electoral de abril y lo confirmó cuando volvió a visitarlo en su primera salida como presidente en ejercicio.
Ambos ya se consideran amigos y acordaron mantener una línea abierta las 24 horas. Como les tocará compartir mandato, a los funcionarios cercanos a Kirchner les gusta imaginar el gobierno de un partido único para ambos países. En sus planes hay grandes proyectos como la creación de un Parlamento común del Mercosur y hasta el impulso de una moneda única, ambiciosas iniciativas a las que les costará salir del papel si las economías no se despegan de la recesión.
Hasta ahora, Kirchner evitó pronunciarse en público sobre el viraje ortodoxo de Lula, que le ha acarreado al brasileño disensos en el propio PT aunque sin alterar sus niveles de popularidad. A comienzos de su mandato, Lula definió como un remedio amargo las medidas que se veía obligado a tomar para controlar la inflación, disminuir el riesgo país y recuperar la confianza externa. Los recortes abarcaron unos 3800 millones de dólares. La culpa, explicó Lula, era de la gravísima herencia recibida.
Una de las variables económicas “amargas” que Kirchner y Lavagna marcaron en rojo, es el nivel de las tasas de interés impuestas por el Banco Central de Brasil. Para controlar la inflación que estaba cerca de la híper, Lula subió las tasas dos veces en 45 días. La consecuencia fue una fuerte desaceleración y ahora las proyecciones indican que la economía brasileña crecerá en el 2003 apenas el 1,5 por ciento, la mitad de lo que se esperaba. Obviamente, el problema de las tasas no es desconocido en Brasil. El vice de Lula, el empresario textil José Alencar, se preguntará en voz alta sobre la competencia de su equipo económico.
En el gobierno de Kirchner temen que así como los brasileños buscaron esquivar la onda expansiva de nuestro efecto tango, ahora la incipiente reactivación que se nota por aquí se vea aplastada por un hipotético efecto caipirinha. Si se cae Brasil, remarcan en la Rosada, “volvemos a la recesión”. Por eso, Kirchner ordenó a Lavagna que ponga a sus técnicos a trabajar en el dossier, en el que destacarán y harán una proyección de esas variables. Y aunque pueda pensarse que los economistas argentinos no están en condiciones de andar repartiendo consejos, Kirchner le pidió a Cancillería que arregle una reunión con Lula en Londres para acercarle el trabajo. Los dos presidentes se encontrarán de nuevo, esta vez en tierras lejanas, el lunes 14, en una extrañamente cálida Londres, en respuesta auna invitación realizada por el premier británico Tony Blair. La idea es reflexionar sobre la Tercera Vía, aquella iniciativa de hace unos años que proponía combinar el desarrollo económico con la justicia social, pero que cada uno terminó interpretando a su manera. Blair sumándose a las huestes invasoras de George Bush y Fernando de la Rúa poniendo a Cavallo como ministro.

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Lula preocupa a Kirchner por su compromiso de superávit y sus tasas muy altas.
 
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