“La presidenta Cristina Fernández de Kirchner nos ha instruido trabajar en la búsqueda de financiamiento internacional para asignar los recursos necesarios para obras estratégicas”, dijo ayer el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en el encuentro anual de la Cámara de la Construcción. El funcionario subrayó que no es cierto que la Argentina no tenga acceso a crédito, pero remarcó que no es lo mismo pedir prestado para reciclar deuda que tomarlo para realizar nuevas obras de infraestructura. “Estamos pensando en cinco mil millones de dólares en múltiples programas”, marcó Capitanich. A su vez, el ministro de Economía, Axel Kicillof, indicó que la actividad de la construcción es clave para crecer con inclusión, al tiempo que destacó el desempeño del sector en relación con el flojo dinamismo del mundo tras la crisis internacional.

“El año próximo habrá financiamiento de organismos multilaterales, públicos y de otras vías”, indicó Capitanich. Entre los países que otorgarían créditos para obras de infraestructura que amplíen la estructura productiva y aumenten la competitividad local mencionó a China y Rusia. El jefe de los ministros indicó además que “la construcción constituye un motor del crecimiento, y a partir de la potenciación de inversiones tendrá el efecto multiplicador que es la base del crecimiento económico y la generación de empleo”.

También Kicillof consideró la edificación una rama central para la expansión económica. “Si algo debe hacer este gobierno es generar condiciones para que la construcción prospere. Es la madre de las industrias”, dijo. Remarcó que desde el estallido de la crisis internacional la construcción retrocedió 82 por ciento en Grecia, 81 por ciento en Irlanda, 55 por ciento en España, 45 por ciento en Portugal y 15 por ciento en el Reino Unido. Además de este flojo desempeño en países europeos, Estados Unidos registró una caída de la participación del sector en relación con el Producto, mientras que en la región Latinoamericana se registró una “tibia y vacilante” recuperación. A diferencia de esta performance, la construcción local computó un crecimiento real del 215 por ciento en los últimos diez años.

“Algunos ningunean (esta expansión), como si fuera producto del azar, de la casualidad, del dejarse llevar, cuando la mitad del período coincidió con la más profunda crisis internacional de la que tengamos memoria”, indicó Kicillof. El dinamismo adquiere relevancia si se tiene en cuenta además que en 2003 había 13 mil empresas que operaban en el sector, contra las 26 mil que se registran en la actualidad. También que en la última década los afiliados al gremio de la construcción pasaron de 70 mil a 450 mil trabajadores registrados. A su vez, el ministro señaló que “el salario promedio avanzó de 765 a 6661 pesos (a partir del 2003), para aumentar 700 por ciento, cuando el índice de precios más descabellado, sin ningún rigor analítico, habla de no más de 400 por ciento de aumento”.

En lo que va de 2013, la rama registró un alza del 4,6 por ciento, al tiempo que en septiembre la cifra ascendió a 7,2 por ciento interanual. En esta expansión tuvo un rol relevante el programa de créditos a largo plazo para la construcción de vivienda que se financia a través de la Anses.

Este fuerte crecimiento potenció algunas tensiones en el sector. “Estamos batiendo records históricos de consumo de cemento, a tal punto de que una de nuestras preocupaciones son los cuellos de botella, que si no vienen acompañados de fuertes inversiones podrían generar presión sobre los precios”, indicó Kicillof. Desde el Gobierno comenzaron a trabajar con constructoras y proveedores de insumos, para evitar que el “microclima que vive el sector” provoque fricciones en la actividad. En tanto, el presidente de la CAC, Gustavo Weiss, coincidió en la descripción positiva del sector, aunque pidió reactivar el mercado inmobiliario.