Página/12 En Estados Unidos

Desde Washington

El Fondo Monetario Internacional proyectó que la economía argentina estará en recesión hasta 2015. El contractivo escenario que estimó el organismo en su Panorama Económico Mundial prevé un incremento del desempleo hasta 9 por ciento a fines del año próximo. El documento presentado ayer en la sede del FMI en Washington sostiene que la actividad económica local registrará una contracción de 1,7 por ciento este año, seguido por un descenso del 1,5 en el próximo. A su tradicional fórmula sobre lo que califica como “crecientes desequilibrios macroeconómicos”, el FMI sumó “la incertidumbre vinculada con el punto muerto en que se encuentra la situación con los holdouts” como factor explicativo para sus nuevos cálculos. A diferencia de la edición de abril del tradicional informe, esta vez el organismo multilateral no cuestionó las políticas expansivas de la demanda ni reclamó una mayor devaluación o mayores tasas de interés. De todas formas y aunque advierte la heterogeneidad existente entre los países de América latina, el Fondo insistió con su histórica receta de “reformas estructurales”. Si bien reconoció la existencia de mejoras, el documento reiteró sus advertencias sobre las estadísticas públicas del país en sus habituales notas al pie. Desde el Ministerio de Economía revelaron a Página/12 que previo a la publicación del informe, el staff del Fondo reconoció que una contracción de esa magnitud era improbable, aunque los datos no fueron corregidos.

“La recuperación continúa pero es débil y despareja. Nuestra proyección de 3,3 por ciento de crecimiento global esconde las diferencias entre regiones y países. Algunos países están prácticamente recuperados y hay otros que siguen luchando”, afirmó el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard. En sintonía con el estancamiento observado a nivel global, el Fondo prevé que América latina crezca 1,3 por ciento este año, el menor crecimiento desde 2009 cuando la crisis internacional impactó con más fuerza sobre la región. Blanchard estuvo a cargo de la presentación del documento y respondió una serie de consultas que estuvieron concentradas en el impacto económico de la epidemia de Ebola, la situación de Ucrania, el rol de China en el crecimiento global, la política del gobierno alemán y una posible de deflación en Europa.

“¿Qué tipo de política económica requeriría Argentina para evitar la recesión que proyecta el FMI?”, preguntó Página/12 a Blanchard en los pasillos del edificio del organismo en la capital estadounidense, cuando terminó una entrevista televisiva con la cadena Bloomberg. “Estoy a las corridas y me tengo que escapar de ustedes”, se excusó el economista francés con una cordial sonrisa, al retirarse hacia su oficina al ver que se le acercaban más medios.

La versión de abril del documento estimaba un crecimiento de 0,5 por ciento para 2014 y una mejora hasta uno por ciento el año próximo, pero en esta oportunidad decidió rebajar significativamente las estimaciones: caídas del PIB de 1,7 y 1,5 por ciento respectivamente. “Proyectamos que Argentina siga en recesión hasta 2015 como resultado de los crecientes desbalances macroeconómicos y la incertidumbre vinculada con el punto muerto que se encuentra la situación con los holdouts”, argumenta el Panorama Económico Mundial que eligió no reproducir los cuestionamientos realizados a la política económica en la edición anterior.

“Nosotros les explicamos que, dados los números de los primeros trimestres, para que el PIB registre la contracción anual que publicaron los últimos dos trimestres del año deberían presentar contracción mayor a 3 por ciento”, indicaron con evidente malestar desde el equipo económico. Según pudo saber este diario, el propio FMI informó al Ministerio de Economía que las proyecciones que manejaban para el tercer y cuarto trimestre estaban por arriba de eso, con lo cual la cifra de 2014 debería ubicarse entre una caída de 0,5 y 1,05 por ciento. A pesar de la existencia de esas comunicaciones, el informe del FMI no fue corregido.

La evolución del nivel de actividad relevada por el Indec evidencia una fuerte desaceleración –en el primer semestre del año el producto creció solamente 0,1 por ciento– aunque dista del escenario proyectado por el FMI. “Además de cuestionar la orientación macroeconómica del país, el Fondo pifió sistemáticamente sus proyecciones sobre la economía argentina. Subestiman el crecimiento del país”, señaló a este diario un miembro del equipo económico desde Buenos Aires. Desde el Ministerio de Trabajo también cuestionaron enfáticamente las estimaciones de desempleo realizadas por el Fondo. Esos cálculos elevan los niveles del 7,5 actual hasta un 9 por ciento hacia fines de 2015. “Los pronósticos negativos del FMI se cumplen cuando hay países que siguen sus recetas. En Argentina hemos demostrado que yendo por otro camino, con un Estado presente, que defiende el trabajo y a los trabajadores, podemos derrotar los vaticinios catastrofistas”, indicó a Página/12 el ministro de Trabajo, Carlos Tomada.

“La profundización de los desbalances macroeconómicos y de política económica se manifiestan en la forma de alta inflación, tasas de crecimiento negativas y un creciente diferencial entre el tipo de cambio oficial y el paralelo en Argentina”, explica el FMI. Los argumentos del documento son similares a los presentados en abril. Como sucedió a comienzos de año, el organismo compara la situación del país con Venezuela donde, según su visión, un escenario similar llevó a “un colapso en el crecimiento, inflación superior al 60 por ciento y escasez generalizada de productos”.

“La política monetaria de Brasil debía endurecerse para hacer frente a las presiones inflacionarias y eso claramente afectó a la demanda que creíamos necesaria. Otros factores como la incertidumbre política también afectan”, afirmó el responsable del área de investigaciones del FMI, Gian Maria Milesi-Ferretti, a un grupo de periodistas sudamericanos que lo abordaron al terminar la conferencia de prensa. El funcionario, de origen italiano, explicó que rebajaron la perspectiva de crecimiento de Brasil al registrar dos trimestres consecutivos de caída del PIB, una lógica diferente de la utilizada en el caso argentino.