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La embajadora argentina ante los Estados Unidos, Cecilia Nahón, señaló ayer que, “a siete años de estallido, la crisis mundial todavía no ha sido superada; ha entrado en una nueva fase, la tercera quizá, con un crecimiento mediocre y frágil, que ya está afectando a los países en desarrollo, y a la que no le vemos perspectivas de superación”. La representante argentina ante la primera potencia mundial habló en la presentación del seminario sobre crisis mundial que realizó ayer el Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina. Refirió que “esta crisis, inicialmente caracterizada como una crisis financiera, hoy vemos cómo alcanza una dimensión mundial y cuestiona las características del capitalismo global”.

Nahón describió las graves consecuencias sociales que trajo la crisis económica de- satada en 2008, entre ellas un dramático aumento de la desigualdad. “Estamos viendo que esta crisis, hoy con epicentro en Europa, ha provocado un nuevo salto en la brecha, particularmente en las economías centrales”, afirmó. Citó cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), según la cual se computan actualmente 201 millones de personas desempleadas en el mundo, y una estimación de que se sumarán 60 millones más en el transcurso del próximo año.

Otro problema que resurge con fuerza es el del endeudamiento, agregó la embajadora. “La relación deuda bruta /PBI en el mundo, que era del orden del 68 por ciento en 2006/2007, llegó a casi el 100 por ciento en la actualidad y prácticamente no hay dudas de que este gran aumento es el resultado de las políticas de austeridad que se siguen aplicando”, advirtió. “Las políticas de austeridad han tenido como resultado menor crecimiento económico, aumenta entonces la proporción de la deuda, se resiente la economía y en consecuencia aparecen mayores limitaciones para el crecimiento y para el pago de la deuda.”

El comercio mundial es el otro flanco donde la crisis está haciendo impacto, apuntó la economista Cecilia Nahón, en la mesa que abrió la jornada. “La lenta recuperación de los volúmenes de intercambio refleja la debilidad de la demanda agregada; el crecimiento anual del comercio está en el orden del dos por ciento, la mitad del ritmo de aumento que se verificó en el decenio previo a la crisis, 1997/2006, cuando ya en ese entonces era una evolución moderada.”

Al referirse a los debates políticos y académicos que se hacen cargo de analizar la actual crisis, Nahón señaló que se observan “movimientos positivos”, en el sentido de que aparecen en agenda problemáticas centrales de la economía que el neoliberalismo parecía haber borrado del planeta. “El tema de la desigualdad es uno de ellos, en el sentido de que no hay crecimiento duradero si no es inclusivo. Argentina ha hecho punta en esto. Sin embargo, advirtió que “siguen primando las voces que recomiendan la austeridad como receta, por lo que conviene ser cautos y agudos; ese cierto progreso en la retórica todavía no se refleja a la hora de adoptar las políticas públicas”.

“Pareciera como si tuviéramos un componente ciego en las recomendaciones; vuelven a aparecer las recetas de privatizaciones, caída de salarios y pensiones, recortes del gasto público. Grecia llegó a tener en 2011 una relación deuda/PBI del 177 por ciento; logró en 2012 una reestructuración de vencimientos con ‘la troika’ que fue celebrada por todo el mundo como un plan de rescate histórico. La relación deuda/PBI cayó al 156 por ciento, una modificación mínima en realidad si consideramos que se trató de una reestructuración tan festejada. Pero tan sólo tres años después, vemos que con esas políticas de austeridad se retornó a una relación mayor al 170 por ciento.”