Miércoles, 20 de abril de 2016 | Hoy
ECONOMíA › EL GOBIERNO COLOCó BONOS POR 16.500 MILLONES DE DóLARES PARA PAGAR A LOS BUITRES Y CUBRIR GASTOS
La emisión resultó “la más grande de la historia argentina”, según destacó el ministro de Hacienda y Finanzas. Fueron cuatro bonos a 3, 5, 10 y 30 años, con una tasa promedio del 7,2 por ciento. Esto eleva más del 40 por ciento la deuda en dólares con privados.
Por Cristian Carrillo
La Argentina volvió a una política de endeudamiento masivo. El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, celebró ayer el regreso a los mercados financieros a partir de la colocación de bonos por 16.500 millones de dólares, divisas que en su mayoría irán a parar a las cuentas bancarias de los fondos buitre. El gobierno de Mauricio Macri recibió órdenes de compra por 69.000 millones de dólares para adquirir alguno de los cuatro títulos ofrecidos, con plazos de tres, cinco, diez y treinta años, y una tasa de interés que promedió el 7,2 por ciento anual. La demanda se explica por la decisión de los inversores de inflar las órdenes para asegurarse su cuota en la distribución a prorrata final. “Es la mayor demanda de la historia para un país emergente y es la colocación más grande de la historia argentina”, valoró Prat-Gay en conferencia de prensa. El funcionario insistió en que el endeudamiento es el único camino para evitar “un ajuste fiscal”, ignorando los aumentos de hasta 600 por ciento en tarifas de servicios públicos y el recorte de puestos de trabajo en el sector público y el privado. “Y ahora se viene la segunda etapa, que comienza cuando maduren los beneficios de esta primera etapa”, alentó el ministro.
El raudo camino que inició el gobierno para ingresar en la lógica del sistema financiero internacional y dar el puntapié inicial a un nuevo ciclo de endeudamiento tuvo ayer un primer capítulo con la colocación de 16.500 millones de dólares. La emisión es parte del arreglo alcanzado con un grupo de fondos buitre a fines de febrero y con varios holdouts que se fueron sumando a una generosa propuesta, que les significó a los más beligerantes ganancias de hasta 1600 por ciento por la compra de bonos defolteados en 2001 y el pago que recibirán pasado mañana. Del total recaudado en el mercado financiero, hasta el momento unos 9300 millones de dólares serán transferidos a las cuentas carroñeras, indicó Prat-Gay. El resto, tal como había anticipado este diario, será para cubrir gastos corrientes. “El gasto público equivale a casi el 3 por ciento del PIB, unos 15.000 millones de dólares. Los más de 7000 que restan cubren la mitad”, admitió el funcionario, quien ya dejó de lado el argumento de que los dólares se utilizarían para activar obras públicas.
La operación implicará un incremento del 41,25 por ciento en los pasivos en dólares con acreedores privados y organismos multilaterales de crédito, ya que el peso sobre el PIB pasará del actual 17 por ciento a un 24,1 por ciento. Si bien el perfil de vencimientos no se verá alterado debido a la holgada situación crediticia que heredó el macrismo, producto de la política de desendeudamiento de la anterior administración, el país deberá volver a cumplir con las condicionalidades explícitas e implícitas que imponga la comunidad financiera. Por caso, el Gobierno ya adelantó que vuelve a las revisiones anuales del FMI en el marco del artículo IV del acta constitutiva del organismo. También deberá dar continuas señales promercado para lograr que las calificadoras de riesgo le pongan la nota necesaria para continuar tomando deuda. PratGay afirmó que no habrá más colocaciones este año en mercados internacionales, pero que sí lo hará en la plaza local.
El ministro celebró la alta demanda de bonos argentinos por parte de los inversores. El total de ofertas fue por 68.600 millones de dólares. Es un monto significativo pero en buena medida responde a una práctica usual de los inversores y bancos colocadores (algunos cumplieron el doble rol) de inflar las órdenes de compra para asegurarse la cuota de títulos prevista de antemano. Esto suele suceder cuando se preestablece un monto a emitir y la adjudicación es a prorrata. Las entidades coordinadoras fueron los holdings Deutsche Bank, HSBC, JP Morgan y Santander, que recibirán 29,7 millones de dólares por sus servicios, mientras que BBVA, Citigroup y UBS serán los encargados conjuntos de los libros. El JP Morgan y el Deutsche fueron los empleadores del ministro PratGay y del secretario de Finanzas Luis Caputo. Estas entidades además se ven beneficiadas por el status de privilegio de adquirir los bonos al valor del mercado primario (directamente del emisor) respecto del precio que tiene en paralelo en el secundario. Por caso, el bono a diez años fue colocado con un rendimiento (que varia inversamente al precio) del 7,5 por ciento, pero en el secundario ya cotizaba con una tasa implícita (un mayor precio) de hasta un 7,05 por ciento. Esa diferencia representa una ganancia extra para esos bancos.
De acuerdo con el detalle que difundió Hacienda, la serie de bonos más demandada fue el cupón a diez años, con ofertas por 25.700 millones de dólares, seguida por el de treinta (17.900 millones), el de cinco (14.500 millones) y el más corto de tres años (10.500 millones). Los montos adjudicados fueron 2750 millones de dólares para el bono a tres años, 4500 millones a cinco años, 6500 millones a diez y 2750 millones a treinta años. Las tasa promedio fue de 7,14 por ciento, que se explica por un rendimiento de 6,25 por ciento anual para el título a tres años, de 6,87 a cinco años, 7,5 por ciento a 10 y del 7,62 por ciento a treinta años. Según explicó Prat-Gay, el 65 por ciento de la colocación fue adquirida por inversores estadounidenses, un 25 por ciento de países europeos y el restante 10 por ciento en partes iguales de naciones del Lejano Oriente y América latina. “Pudimos emitir el doble, pero no lo hicimos porque creemos que esa tasa se puede ir bajando. Tampoco queríamos ahogar el acceso al crédito a otros sectores, como el privado y gobiernos provinciales”, aseguró.
“El resultado de la emisión fue como matar tres pájaros de un tiro: se cierra el default de 2001, se resuelve el tema de los pagos embargados a los bonistas que ingresaron al canje y se recaudaron recursos importantes para el programa financiero de este año”, destacó el ministro. Pese a que la promesa del macrismo fue que la deuda que se tomara en los mercados internacionales tendría como destino obras de infraestructura, los más de 7000 millones de dólares que sobraban hasta ayer respecto de lo necesario para pagarle a los buitres irán a cubrir el déficit presupuestario. “La Argentina no puede crecer ni desarrollarse aislada del mundo”, fue el slogan que eligió el funcionario para justificar la política de endeudamiento. El ministro volvió a agitar el fantasma de la pesada herencia y de la necesidad de tomar crédito para evitar un mayor ajuste de la economía. “Sin acceso al crédito hubiésemos tenido que hacer un ajuste fiscal. Ahora tenemos una estrategia gradualista”, afirmó Prat-Gay. “No creemos en un derrame de esta decisión puntual (la deuda para pagar a los buitres) sino de todas las medidas que estuvimos tomando”, concluyó.
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