Con los primeros días de frío intenso, y cuando todavía continúan las protestas por el tarifazo de Edesur y Edenor, volvieron a multiplicarse los cortes de luz en Capital Federal y Gran Buenos Aires. Los mayores problemas se concentraron, una vez más, en el área de concesión de Edesur, donde ayer a las 22 horas el Enre informó que había 52.452 hogares sin servicio, mientras que a la misma hora 15.519 clientes de Edenor tampoco tenían electricidad, elevando el total a 67.971 familias. Hubo cortes en los barrios porteños de Caballito, Almagro, Flores, Floresta, Villa del Parque, Devoto, Recoleta, La Paternal, Soldati y en las localidades bonaerenses de Almirante Brown, Avellaneda, Quilmas, Berazategui, Cañuelas, Esteban Echeverría, Ezeiza, Florencio Varela, Lanús, Lomas de Zamora y San Vicente. Los vecinos protestaron cortando calles y también manifestaron su malestar a través de Twitter.

Como ya es costumbre en el caso de las distribuidoras, las quejas no sólo son por la falta del servicio sino por la inacción una vez que se producen el corte. Los vecinos se quejan de que cuando llaman a la empresa para reclamar deben dejar sus datos en un contestador y cuando vuelven a llamar una grabación les dice que la empresa está trabajando, pero no se precisa cuál es el problema ni el plazo que demandará la reparación. Luego de los apagones de diciembre de 2013, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner dictó una resolución que obligaba a las empresas a garantizar una atención telefónica personalizada durante las 24 horas. A raíz de eso, las empresas mejoraron sus call centers y durante un tiempo la atención mejoró, pero luego volvió a predominar el contestador automático. En el caso de Edesur, la firma también responde inquietudes por Twitter, pero se limitan a seguir un protocolo y no ofrecen demasiadas precisiones por lo que terminan recibiendo cientos de insultos por parte de los afectados.

En esta ocasión, la ira de los que se ven afectados por los cortes es mayor porque las facturas llegaron con subas superiores al 700 por ciento y los problemas continúan. Si hace calor se corta la luz y si hace frío, por lo general, también se corta. El ministro de Energía, Juan José Aranguren, prometió en enero al autorizar los aumentos que la situación del sector eléctrico mejorará recién para fines de 2017. El objetivo es reducir significativamente la cantidad de cortes para lo cual debería ayudar el propio tarifazo, que desincentiva el consumo, y las inversiones empresarias en expansión y mantenimiento de la red eléctrica. No obstante, no está claro si esto último va a cumplirse. De hecho, la experiencia de la década del 90 mostró que con tarifas dolarizadas también se registraron numerosos problemas en la prestación del servicio ante la pasividad del regulador.