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Con una visión optimista sobre la marcha de las economías latinoamericanas, pronosticando un crecimiento promedio en la región de 4 por ciento para este y el próximo año, y calificando el actual momento como “un período de bonanza”, el director del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, dio inicio a la 45ª Reunión Anual de Gobernadores del organismo. Sin embargo, Iglesias advirtió que esa bonanza se debe “fundamentalmente a factores externos” y advirtió que los países de la región “deben prepararse para el impacto de un eventual ajuste en las economías avanzadas, especialmente en los Estados Unidos”.
La sorpresa en la ceremonia inaugural de la Asamblea del BID la dio el presidente peruano, Alejandro Toledo, al darle su público respaldo a la candidatura del ex ministro de Economía de España, Rodrigo Rato, como director del FMI. En un breve diálogo con los periodistas, Rato agradeció el apoyo de Toledo, pero aclaró que “todavía no soy candidato a la dirección del FMI, porque en la Unión Europea estamos buscando un candidato común y todavía no se ha decidido quién será”.
En su discurso Iglesias defendió las reformas económicas neoliberales, aunque eludió la reflexión sobre el costo social como consecuencia de esas políticas de ajuste. Reconoció que existe “un desencanto entre los ciudadanos con los resultados de las reformas económicas y por el funcionamiento de la democracia; el problema ha sido que las políticas de liberalización económica no siempre distribuyeron equitativamente sus beneficios y sus costos”.
El titular de la Cepal, José Luis Machinea, prefirió aterrizar en el presente y puso la nota de alarma sobre lo que viene sucediendo fuera de los salones en los que se reúnen los banqueros, y dedicó su discurso a hablar de la pobreza y de los fracasos de los gobiernos latinoamericanos para reducir los niveles de exclusión y pobreza. Al respecto, él tiene experiencia propia con su fracaso en ese objetivo cuando fue ministro de Economía del gobierno de Fernando de la Rúa. “Para cumplir con la meta del milenio la región tendría que crecer a un promedio de 4,8 por ciento al año en la próxima década y los países más pobres lo tendrían que hacer a un 7 por ciento”, señaló Machinea, bajándoles el tono optimista a los discursos inaugurales de la Asamblea del BID.
Ante el auditorio compuesto por autoridades políticas, banqueros y empresarios, Machinea se extendió en el tema social, que ocupa un lugar secundario en la agenda de la Asamblea del BID: afirmó que en la región hay 227 millones de pobres, cifra que significa un 44 por ciento de la población, y que de estos un 20 por ciento vive en la extrema pobreza. “Esta situación muestra la seria dificultad de los países de la región para alcanzar los objetivos comunes de desarrollo.”