ECONOMíA › DESCENSO DE LA ACTIVIDAD
INDUSTRIAL EN ABRIL, QUE SE REPETIRIA EN MAYO
Echale la culpa al gas si se paró el motor
El Gobierno justificó el menor nivel de actividad por las expectativas industriales con respecto a la crisis energética. Las paradas técnicas de verano se estarían realizando en abril y mayo. Sin embargo, también se percibe cierta retracción del consumo.
Por Raúl Dellatorre
La caída en el nivel de actividad industrial en abril podría estar marcando el inicio de una nueva tendencia, que no sólo se explica por las restricciones que impone en algunos sectores la escasez energética. El estimador industrial que elabora el Indec mostró el mes pasado una baja del 3,9 por ciento (desestacionalizado), la más fuerte si se la compara con el comportamiento sectorial de los últimos dos años. Según coinciden varios analistas, en mayo se repetiría la caída en el nivel de actividad. Un dato que, por ahora, los mismos consultores subrayan que “no es alarmante”.
El estimador medio industrial del Indec registra descensos persistentes desde noviembre último, con la única excepción de marzo (con estacionalidad). Si, como anticipan los analistas, en mayo se repite el descenso en la comparación con el mes inmediato anterior, serán seis meses en un total de siete con baja en la actividad industrial. Si no es para alarmarse, será por lo menos para ir tomando recaudos.
El informe oficial del Indec responsabiliza directamente a la crisis energética por la baja observada en abril. “Ante la previsión de problemas en el abastecimiento de energía en los próximos meses, firmas industriales de distintos sectores decidieron no realizar paradas técnicas durante el primer trimestre del corriente año –mientras que el año pasado se realizaron en los meses de verano–, postergando las fechas de realización de paradas técnicas para los meses de abril y mayo.” Por si ocurre, la nueva baja de la actividad industrial en el corriente mes ya tendría su justificación oficial.
Con todo, el indicador sigue reflejando un importante aumento con respecto a iguales períodos del año anterior: tributo directo del crecimiento observado hasta octubre de 2003. El nivel de actividad de abril último resultó superior en 9,4 por ciento respecto del mismo mes del año pasado, mientras que el nivel de actividad del cuatrimestre enero/abril fue un 12,8 por ciento mayor al de un año atrás.
En abril cayó fuerte la producción de cigarrillos (33,9 por ciento respecto del mes anterior), yerba mate, carnes rojas y blancas, lácteos y bebidas, entre los rubros de consumo masivo. También registran descenso varios rubros representativos de insumos para otras industrias, como productos químicos básicos, agroquímicos, vidrio, cemento y otros materiales para la construcción, metalmecánica, fibras sintéticas y artificiales, petróleo procesado y papel y cartón. Escapan a esta caída generalizada los aceites y subproductos, cuyo destino es predominantemente exportador.
Las cifras oficiales –provisorias– no proporcionan mayores datos como para medir la evolución en los sectores productores de bienes de consumo durable, un indicador relevante de la tendencia de la demanda. Si ahí también hay un parate, será un aviso de que la locomotora que impulsó la recuperación hasta ahora está perdiendo fuerza.
Mientras empiezan a verificarse problemas por el lado de la demanda, las restricciones de oferta no se limitan a una parada de planta temprana. Aun cuando los cortes de suministro de gas no afecten a una porción importante de la industria, sí existe una sensación de incertidumbre generalizada, según relatan varios consultores de empresas manufactureras. No saben a qué costo recibirán la energía y, tampoco, si la recibirán. Este estado de cosas ya afecta los planes de producción y, donde los hay, también los planes de inversión. Incluso, a muchas empresas medianas y pequeñas que habían empezado a reequiparse después de muchos años en los que su principal objetivo fue sobrevivir.
Si la recuperación se tomó un descanso o si dejó paso a otra etapa del ciclo recién se verá en los próximos meses. Por ahora, el Gobierno prefiere ver las razones del aquietamiento simplemente en el cimbronazo energético y no creer que, mal que le pese al ministro de Economía, se haya tratado de un “veranito” algo más largo que lo habitual.