EL PAíS
El 25, Charly y Piñón
Por Diego Schurman
Charly García lo tomaba con humor.
–Se viene la batalla entre Méndez y Los Harekirchner –decía, ocurrente, en vísperas de aquel ballottage que no fue entre Carlos Menem y Néstor Kirchner. Nunca iba a imaginar que poco más de un año después el Gobierno lo convencería para cerrar las celebraciones del 25 de Mayo entonando las estrofas del Himno Nacional.
La idea de asegurar en la Plaza de Mayo un final a todo trapo fue de Alberto Fernández, quien además de jefe de Gabinete es músico y conocedor del ambiente artístico. De hecho, antes de confirmar la presencia de García aseguró la de Litto Ne-
bbia y Los Súper Ratones, a quienes admira y de quienes se declara amigo.
Charly no es un militante kirch-nerista. La historia reciente lo mostró muy cercano a Menem. Tocó para él y su hija Zulemita en la residencia de Olivos, evento que transformó en un CD de edición limitada titulado Charly & Charly en vivo en Olivos. “Fui porque soy argentino y si me llama el Presidente para comer con él... viste... al menos que sea Videla me mando. No olvidemos, y esto es importante, que él estaba acabando el mandato”, justificó entonces a Página/12.
Charly fue también quien, sin especulaciones políticas, llamó a Menem a Don Torcuato cuando estuvo detenido por la venta ilegal de armas. Y, tiempo después, quien lo visitó en su bunker del Hotel Presidente en plena campaña electoral.
Nada de esto impidió que la megaestrella sea reconocida por su valor artístico dentro del kirchnerismo. A tal punto que durante la creación del Museo de la ESMA, tanto Néstor como Cristina Kirchner lo honraron entonando su versión del Himno Nacional. Nada más y nada menos que en un predio donde a fines de los ’70 García era sinónimo de subversión.
Charly, al fin uno de los más admirados por estos días en la Casa Rosada, será el broche de oro de las celebraciones del primer aniversario de Kirchner en el poder. Y que en su último tramo contemplará múltiples shows: desde el bailarín Maximiliano Guerra, hasta el músico Ignacio Copani, pasando por Teresa Parodi, Adriana Varela, el trío Vitale-Baraj-González, Juan Carlos Baglietto, Julia Zenko, Víctor Hereda, los internacionales Luis Aute, Silvio Rodríguez y la murga uruguaya Falta y Resto.
Si Charly es la apuesta fuerte para los “mayores”, Piñón Fijo lo será para los más chicos. Luego de los saludos protocolares y el Tedéum en la Catedral, Kirchner se retirará de escena y el payaso cordobés tomará la posta animando la fiesta matinal en un palco que se levantará frente al Cabildo.
Las actividades para los bajitos, que se iniciarán alrededor de las 11, incluirán juegos didácticos para recordar episodios de 1810, simultáneas de ajedrez con maestros del juego; la entrega gratuita de escarapelas y textos de Félix Luna y Halperin Dongui, entre otros; y la presentación de Los Chacas –un coro de chicos tobas–, el grupo Tutú Marambá y la Orquesta de Villa Lugano.
La Fanfarria Alto Perú marcará el momento de inflexión entre los espectáculos infantiles y los shows de los rockeros, que tendrán un escenario especial delante de la Casa Rosada. Fernández, junto a los ministros de Educación, Daniel Filmus, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el secretario de Medios, Enrique Albistur, ultimarán esta semana los detalles de megaevento denominado oficialmente como “Fiesta Patria Popular”.
El nombre cierra gran parte del objetivo del Gobierno: la necesidad de convertir la Plaza de Mayo en una reunión popular alejada de las especulaciones políticas. Es por ello que no habrá ni palcos ni espacios reservados para funcionarios y políticos. Al contrario, se abrirán las puertas de la Casa Rosada para que sean los chicos, con sus guardapolvos blancos, los que tengan el privilegio de seguir el espectáculo desde los balcones del poder.