ECONOMíA › LOS NUMEROS CIERRAN, AHORA SE HABLA DE “DEMORAS CUALITATIVAS”
El Fondo llegó y revisa las cuentas
Como todo indica que las metas se sobrecumplen, la misión se concentrará en la reforma previsional, la coparticipación y el supuesto trato diferenciado a los tenedores de bonos.
La Argentina volvió a sobrecumplir las metas cuantitativas del acuerdo stand by con el Fondo. La misión técnica que desde hoy comenzará a monitorear las cuentas para la tercera revisión trimestral enfatizará, en consecuencia, las demoras cualitativas, especialmente en materia de coparticipación federal de impuestos y compensaciones a los bancos. Sin embargo, más allá del mar de fondo provocado por las presiones habituales, el nuevo monitoreo estará signado por el visto bueno al nuevo plan de reestructuración de la deuda, una decisión que corresponderá al nivel político, no al técnico. Entre los puntos que salieron del centro de la escena se cuenta la reforma previsional.
Los preanuncios realizados por Rodrigo Rato la semana pasada no resultaron muy favorables a las expectativas argentinas. En su primera conferencia de prensa, el nuevo director gerente dejó en claro que no se apartará de la tradicional ortodoxia del organismo. Pero mientras el Fondo, a través de Rato, exigió que la Argentina acuerde con “todos” sus acreedores, el Departamento del Tesoro llamó a la entidad financiera multilateral a “no ponerse en el medio” de la renegociación. Puede preverse, entonces, que el discurso duro inicial se verá morigerado con el pasar de los días. Lo concreto es que, en los términos en que la Argentina planteó la reestructuración, el apoyo de la comunidad financiera internacional oficial resultará clave para el éxito del Plan.
Un aspecto poco analizado es que el nuevo quántum de adhesión de acreedores que el FMI considera como piso de aceptación, se vincula también a tensiones entre los acreedores que se encuentran en la Argentina y los del exterior. En concreto, desde el exterior perciben que, a través de distintos mecanismos, como por ejemplo los préstamos garantizados, muchos acreedores argentinos habrían recibido, ya desde antes del default, un trato preferencial. A su vez, el Gobierno ya habría ganado la buena voluntad de los bancos que operan en el país para que adhieran a la reestructuración luego de abandonar su embate contra el régimen de jubilación privada. Cabe recordar que los paquetes accionarios de las AFJP están controlados por dichos bancos.
La Fundación Capital, una consultora cercana al Gobierno por el carácter de funcionario de su fundador, Martín Redrado, pero que no obstante mantiene su tradición liberal, estimó en su informe semanal que la probabilidad de que la tercera revisión sea superada “es elevada”. A juicio de los economistas de la firma, ello se debería a las nuevas condiciones para salir del default implícitas en el Plan Buenos Aires. Este plan se diferencia del presentado en Dubai por dos aspectos fundamentales. Se incluyen los intereses devengados desde que se entró en cesación de pagos y se triplican las tasas de interés que pagarán los nuevos bonos. Para la consultora, este hecho significa un “gran activo” de la nueva posición argentina, pues se “atiende en mayor medida el problema de los acreedores y se reconoce que se debe hacer un esfuerzo mayor para honrar los pagos futuros”. De hecho, el superávit fiscal primario (ingresos menos gastos antes del pago de deuda) de la Nación se sube del 2,4 al 2,7 por ciento del PIB.
En lo que respecta a los puntos estrictamente técnicos, la misión del FMI encontrará que la meta comprometida de 1100 millones de pesos de superávit fiscal primario fue holgadamente superada por los casi 4000 millones obtenidos, un volumen suficiente para los compromisos asumidos para todo el año que, seguramente, pesará en septiembre próximo cuando deba establecerse la meta para el año próximo.
El punto flojo estará en la evolución de las negociaciones por la coparticipación federal de impuestos y por la ley de responsabilidad fiscal, frenadas, entre otras razones, por la oposición de la provincia de Buenos Aires. El ministro Roberto Lavagna reconoció la posibilidad de pedir una dispensa por el incumplimiento de los plazos para esta meta. Ya en marzo pasado, el Gobierno debería al menos haber alcanzado un acuerdo firmado por todas las provincias del país. No obstante, en el Palacio deHacienda se cree que esta situación no hará peligrar la aprobación de la auditoría.
Otro punto de discusión serán las compensaciones a los bancos por la pesificación asimétrica. Dicha compensación también debería haberse cumplido antes de la segunda revisión. Sin embargo, como consta en la carta de intención enviada en dicha oportunidad a Anne Krueger, los bancos habrían sobreestimado holgadamente los montos del dinero a recibir. El volumen de esta sobreestimación fue guardado, tanto por el Banco Central como por Economía, bajo siete llaves. Teniendo en cuenta que Lavagna suele aconsejar a la prensa la lectura de la carta de intención, resulta difícil comprender la negativa a informar sobre los detalles de su contenido. La misión del FMI que encabezan el vicedirector para el Hemisferio Occidental y residente porteño, John Dodsworth, y el responsable del caso argentino, John Thornton, volverá a insistir en este punto que consideran crucial para la evolución de la macroeconomía.
Por supuesto, aunque en el contexto actual sean puntos menores, el Fondo no se olvidará de sus demandas más tradicionales: la reforma tributaria que elimine gradualmente las retenciones y otros “impuestos distorsivos”, la elección de los asesores para la reestructuración de los bancos Nación y Provincia, las renegociaciones de contratos con las privatizadas aún pendientes y la reforma previsional.