ECONOMíA › ARGENTINA NO ROMPE CON EL
FONDO MONETARIO Y SEGUIRA CUMPLIENDO CON LOS PAGOS

Lavagna paga, Lavagna aclara, Lavagna amaga

Con el acuerdo en el limbo, no ha caído pero tampoco está en vigencia, el ministro salió a precisar la estrategia de negociación. Pagar todos los vencimientos futuros, continuar con el proceso de salida del default y recién luego definir un nuevo acuerdo con el FMI para el 2005.

 Por David Cufré

El Gobierno confirmó ayer que seguirá pagando a los organismos internacionales a pesar de que la relación con el FMI está virtualmente quebrada. Tal como anticipó Página/12 el último sábado, esa estrategia se completa con el lanzamiento del canje de deuda el mes que viene, que se hará sin la bendición del Fondo. “Al no cumplirse en julio la tercera revisión del acuerdo, la posición del Gobierno es que no debe hacerse en septiembre, porque interferiría en la oferta a los acreedores privados, con lo cual la pasaremos para más adelante”, explicó Roberto Lavagna, en una versión edulcorada sobre la pelea con el FMI. Su principal interés era aclarar que la postergación de la auditoría “no implica la suspensión del acuerdo, que está plenamente vigente”.
En los hechos, sin embargo, el programa con el Fondo está en el aire. El convenio contempla revisiones trimestrales, que luego de ser aprobadas por los técnicos y el staff del FMI necesitan la convalidación definitiva del directorio. Lo que ocurrió con la tercera revisión fue que ni el staff -con Rodrigo Rato y Anne Krueger al frente– ni el directorio se dignaron tratar el tema, a pesar de que debían hacerlo a principios de julio.
Fue una forma de “castigar” al Gobierno sin expresarlo abiertamente. Mientras el trámite siga pendiente, el acuerdo se desvanece. Eso queda claro al analizar los efectos de la indefinición: la Argentina no recibirá desembolsos de Washington en devolución por los pagos que realice el país a los organismos de crédito por vencimientos de la deuda que mantiene con ellos. En definitiva, el acuerdo contempla sólo esos reintegros, que ahora quedarán en suspenso hasta que se destrabe el conflicto.
El FMI, cuya supuesta función es asistir a los países que sufren desequilibrios financieros, seguirá tomando dinero de Argentina. Desde la caída de la convertibilidad hasta septiembre de 2003, el país les giró a los organismos 7700 millones de dólares. Y desde esa fecha hasta el presente, se acumularon transferencias netas en favor de ellos por casi 800 millones. Lavagna dice que el acuerdo está vigente porque quiere que al menos esos 800 millones sean reintegrados. Y también el dinero que gire hasta fin de año.
Las reservas del Banco Central evidenciaron que los pagos a Washington continúan: entre el 4 y el 5 de agosto, bajaron 110 millones de dólares, de 18.160 a 18.050 millones. Alberto Fernández lo justificó. “Más allá de que tengamos temas pendientes con el FMI, Argentina está en condiciones de seguir cumpliendo. Estamos en una posición mucho más aliviada que hace un año, a pesar de que no vivimos una situación óptima”, afirmó. Luego destacó que las reservas del Banco Central crecieron “más de un ciento por ciento este año y tenemos la posibilidad de tomarnos tiempo para seguir discutiendo con el FMI y que no exista ningún obstáculo para la negociación con acreedores privados”.
Varios ministros explicaron ayer la decisión del Gobierno de postergar las discusiones con el FMI y al mismo tiempo cubrir los vencimientos. Aníbal Fernández dijo que Argentina pidió al Fondo que “la revisión se lleve a cabo en diciembre para poder trabajar tranquilos con el canje de bonos”. “No tenemos vocación de romper con los organismos internacionales”, agregó. Lavagna, por su parte, sostuvo que “la posición del gobierno argentino, luego de que el Fondo no cumplió con la revisión de julio, es que no debe haber negociaciones en septiembre, porque interferirían en la oferta a los acreedores privados”.
El equipo económico siguió con satisfacción la evolución de los mercados financieros. A diferencia de otros tiempos, no hubo tensiones por la virtual ruptura con el Fondo. El dólar retrocedió cuatro centavos (a 3,04 para la venta), los bonos de corto plazo emitidos tras el default subieron 0,25 por ciento en promedio y la Bolsa terminó equilibrada, con una baja mínima de 0,04 por ciento (ver aparte). Para el Gobierno también fue positivo que el canciller brasileño, Celso Amorin, expresara su “solidaridad” con Argentina. El funcionario fue recibido ayer por Néstor Kirchner y su par Rafael Bielsa. Luego de esas entrevistas, Amorin manifestó que “no hay duda sobre la solidaridad brasileña con la situación argentina”. “Lo que hemos dicho en el pasado –aclaró– es que tenemos visiones comunes pero situaciones distintas. Entonces tenemos que tener en cuenta esos dos aspectos.” Brasil eligió una estrategia distinta a la de Argentina, porque busca el apoyo del FMI para no encarar una reestructuración de su deuda (ver nota aparte). Bielsa, en tanto, criticó al Fondo por plantear “exigencias que no estaban previstas” en el último acuerdo. En particular, el organismo reclama un aumento del superávit fiscal al equivalente a 4 puntos del PIB –contra el 3 actual– y una apreciación del peso para que el mismo excedente fiscal rinda más en dólares y así se aumenten los pagos a los acreedores.

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Rodrigo Rato, número uno del FMI, no quería seguir con el acuerdo de su antecesor, Horst Köhler.
 
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