ECONOMíA › DUHALDE SE JUEGA TODO EN LOS PROXIMOS TRES DIAS
Un plan a medida de los bancos
Hoy se enviará al Congreso el plan Bonex para plazos fijos reprogramados.
Las cajas de ahorro, por ahora, a salvo, pero dentro del corralito. Las claves de cómo un ahorrista que depositó en el Citibank termina prestando al Gobierno a 10 años.
El Gobierno anunció el plan Bonex que será enviado hoy al Congreso y que el presidente Duhalde apuesta sea aprobado a más tardar el miércoles. Como se sabía, habrá bonos a 10 años en dólares y a 5 años en pesos para trocar compulsivamente los plazos fijos en dólares y pesos, respectivamente. No habrá canje compulsivo por bonos de cajas de ahorro y cuentas corrientes, un rumor que provocó que la gente vaciara los cajeros automáticos desde el viernes. Pero se buscará tentar a los depositantes en cuentas a la vista con un bono especial, como alternativa a que corran al dólar. No habrá por ahora liberación total del corralito. El vocero presidencial, Eduardo Amadeo, anticipó que los bonos podrán ser utilizados en el futuro para pagar impuestos, lo cual elevaría su cotización en el mercado secundario apenas sean emitidos. La única concesión para la gente es que se derogará el CER para los deudores hipotecarios de vivienda única.
El Gobierno conjugó esos anuncios con nuevos guiños al FMI, que este fin de semana no soltó prenda al ministro Remes Lenicov en Washington. Además de urgir al Congreso a que aprueben rápidamente la modificación de la ley de Quiebras y de Subversión Económica, irá al Congreso un proyecto para fusionar el Banco Nación con el BICE (Banco de Inversión y Comercio Exterior) y posteriormente con otros bancos públicos provinciales, una exigencia histórica de Washington. También buscarán otorgar más poderes del Banco Central para manejar la ola de cierres y fusiones de bancos privados que se prevé para los próximos meses. Como anticipó Página/12, el proyecto incluye la inmunidad legal para el directorio del Central.
Remes Lenicov aplicará esta semana el plan Bonex que el establishment financiero le reclamaba desde enero (ver reportaje en página 2). Amadeo dijo ayer que “con la avalancha de amparos se daba una enorme inequidad social: algunos se llevaban el dinero y otros no podrían cobrar”.
Lo cierto es que con el Bonex todos cobrarán papeles que el gobierno se compromete a pagar en un plazo de entre 5 y 10 años. Así, los bancos achicarán sustancialmente sus operaciones, minimizando el riesgo en sus balances. Se desentienden de un pasivo exigible en el corto plazo (los depósitos) y quitarán de sus activos bonos de la deuda pública nacional y provincial, que en los últimos años alimentaron un negocio excepcional, pero que hoy son poco más que papeles basura. El resultado será ahorristas que jamás imaginaron que depositar en el Citibank, el Bank Boston o el HSBC significaba prestarle al gobierno argentino a un plazo de 10 años. Dicho sea de paso,
Del lado de los ahorristas, los bonos significarán para aquellos que quieran venderlos en el corto plazo una pérdida mayor a la que ya experimentaban quienes querían salir a toda costa del corralito, vendiendo sus plazos fijos. Apenas sean instrumentados, según fuentes coincidentes, los bonos en dólares cotizarían como máximo a un 30 por ciento de su valor nominal. Por ejemplo, la venta a un agente de bolsa o financiera, de un plazo fijo de 10.000 dólares, ahora convertido en bono, reportará al ahorrista unos 3000 dólares. En cambio, hasta el viernes ese mismo plazo fijo (pesificado en 14.000 pesos) se podía rematar con un descuento del 20 por ciento: o sea, se recuperaban 11.200 pesos o 3733 dólares (con un dólar a 3).
Del lado del Gobierno, el Bonex busca frenar el “goteo” de fondos del sistema bancario, que se traducía en presiones sobre el dólar y los precios. Sin embargo, todavía quedará abierta la canilla de las cajas de ahorro y las cuentas corrientes: se estima que unos 15.000 millones de pesos allí depositados son ahorros que no fueron reprogramados y que seguirán saliendo para adquirir dólares. En las últimas horas, en Economía se evaluó canjear también los fondos en cuentas a la vista, que superaran cierto nivel mínimo. Pero, finalmente, el equipo económico resolvió ofrecer el canje voluntario de cuentas a la vista por un bono en dólares a 3 años, cuyo gancho sería que se comprará a un tipo de cambio de 1,40 peso por dólar. Si al cabo de 30 días la aceptación fuese masiva, recién entonces Remes se arriesgaría a desarmar totalmente el corralito.
Sea como fuere, a mediano plazo, para los tenedores de bonos a 3 o 10 años, la gran pregunta es si el Estado argentino (por supuesto, no Duhalde ni Remes) estará en condiciones de cumplir. Por ahora, parece todavía menos confiable que el Citibank, el BankBoston o el HSBC.