ECONOMíA › EL SECRETARIO DE FINANZAS EMPEZO SU GIRA POR ESTADOS UNIDOS
Guiño para el canje en Wall Street
Frente a representantes de bancos e inversores institucionales, Guillermo Nielsen debió responder preguntas sobre qué sobrevendrá después del canje. Los analistas leyeron estos interrogantes como una señal de que la reestructuración de la deuda en Wall Street se la da como un hecho.
Por Claudio Zlotnik
Guillermo Nielsen inició ayer la gira por Estados Unidos, una etapa clave en el proceso de canje de la deuda. En Wall Street enfrentó a los principales fondos y bancos de inversión internacionales. Al contrario de la hostilidad de los acreedores en Europa, las preguntas que formularon los financistas pudieron dar un indicio de que estos inversores institucionales adherirán a la reestructuración. Nielsen eludió, una vez más, dar estimaciones sobre el resultado de la operación. Pero él también dio una pista de lo que cree el equipo económico: dijo que el 60 por ciento de los títulos en default se encuentran en poder de argentinos. La expectativa es que esos inversores entrarán al canje.
Nielsen se vio obligado a comenzar la gira estadounidense en Nueva York porque una tormenta de nieve le impidió hacerlo en Boston, que estaba primera en la agenda. El adelanto de las reuniones en Wall Street impidió que varios financistas llegaran a la cita. Como hizo en las presentaciones anteriores, el secretario de Finanzas hizo una exposición sobre la propuesta argentina y luego dio lugar a las preguntas de sus interlocutores. Las dudas estuvieron ligadas a cuestiones para después de que finalice el canje.
Una inquietud se refirió a si los nuevos bonos nominados en pesos estarán sujetos a un control de capitales. La pregunta no es ingenua: los especialistas suponen que los papeles en moneda local tienen el mayor potencial de suba en los mercados. Pero como los inversores extranjeros se querrán llevar dólares cuando decidan venderlos, la duda apuntaba a si el Gobierno dejará salir esas divisas libremente. La respuesta de Nielsen fue que les darán el mismo tratamiento que a los actuales bonos en pesos. O sea, que habrá controles. Como mínimo, esos capitales deberán permanecer seis meses en la Argentina y, cumplido ese plazo, podrán emigrar de a tandas de medio millón de dólares anuales.
En forma crítica, en la city aseguraban que la estrategia de Economía impediría una mayor pesificación de la deuda. Los analistas consultados daban por descontado que los inversores extranjeros preferirán resignar ganancias antes que someterse al riesgo argentino en el largo plazo. Desde el lado de los funcionarios existe la intención de limitar el ingreso de capitales especulativos, cuyo único objetivo radica en extraer ganancias seguras y rápidas y que, a su paso, provoca serios desequilibrios en la economía.
Roberto Lavagna está tan seguro de este diagnóstico que piensa endurecer los controles existentes no bien finalice el canje. Funcionarios de Economía y del Banco Central mantuvieron ayer una nueva reunión para analizar esas medidas que, por ahora, se encuentran en “etapa exploratoria”, según definieron en el BCRA. El ministro de Economía ya había adelantado que tomará a Chile como modelo para aplicar los controles, lo que implicaría la imposición de “encajes” (inmovilizaciones) a una parte de los capitales que ingresen. También se estudia la opción de aplicar impuestos a estos fondos golondrina.
La otra cuestión planteada a Nielsen se relacionó con la forma en que el Gobierno asegurará los pagos a los acreedores una vez que termine la reestructuración. El funcionario les dio seguridades a los financistas. Explicó que se creará un “trust” (fideicomiso) que pondrá a salvo los giros de los reclamos de embargos.
El mecanismo es así: el Gobierno firma un contrato con un banco internacional para crear el fideicomiso, que será el vehículo para pagar. En ese contrato se estipula que los fondos que integran el fideicomiso tendrán como único destino el pago a los acreedores. Como el fideicomiso es un instrumento financiero del banco, los fondos que lo integran quedarán aislados y protegidos.
La charla inicial en Wall Street tuvo un escenario bien distinto a las presentaciones europeas. En el auditorio del banco UBS, donde se realizó el encuentro, no había representantes de acreedores sino analistas ygerentes de inversión despegados del enojo que provoca la quita. Más aun, varios bancos estadounidenses representados ayer liquidaron su cartera de bonos argentinos antes del default. En ese contexto más distendido, Nielsen admitió que las jurisdicciones más difíciles para la operación serán Italia y Japón, donde se concentra el 18 por ciento de la deuda defolteada. Por eso, todas las fichas están puestas en los propios argentinos que se quedaron con papeles y en los fondos estadounidenses que ya están pensando en el día después.