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El Gobierno y Aguas Argentinas retomaron ayer las negociaciones para la firma de un nuevo contrato. El acercamiento se limitó a un encuentro entre los equipos técnicos, pero evidenció la voluntad de las partes de buscar un acuerdo. Un dato que no pasa inadvertido es que después de la reunión en París entre Néstor Kirchner y Jacques Chirac ya nadie habla de ruptura. Desde la Casa Rosada, aseguran que la compañía terminará resignando algunas de sus pretensiones y aceptará una propuesta que, en definitiva, no sería tan mala. “Creemos que vamos a seguir, aunque ya no seremos lo que somos”, describió un directivo de la empresa, haciendo referencia al cambio en el esquema de la concesión que propone el Poder Ejecutivo. Esto implica el traspaso al Estado del manejo de las inversiones, para lo cual aportaría capital. La figura jurídica que se utilizaría de ahora en más sería la de empresa mixta.
El gobernador de Santa Fe, Jorge Obeid, dio indicios del rumbo que tomaron las negociaciones tras reunirse con el ministro de Planificación, Julio De Vido, quien conduce las conversaciones con la empresa. “Nos tenemos que manejar con cuidado, sin decisiones viscerales, porque lo que hoy parece correcto puede terminar significando un juicio y, posiblemente, dentro de diez o quince años el Estado tenga que pagar sumas millonarias en concepto de indemnizaciones”, advirtió Obeid. Su cautela refleja un cambio respecto de las declaraciones amenazantes de la semana pasada, cuando parecía inminente la rescisión del contrato.
La prestadora del servicio de agua y cloacas en Santa Fe es controlada por el grupo francés Suez, el mismo que maneja Aguas Argentinas. Obeid decidió atar su propia negociación con la compañía a lo que haga el gobierno nacional. La empresa “debería pedirle perdón al pueblo santafesino por el maltrato que le ha dado durante los diez años de concesión”, enfatizó el gobernador. Sin embargo, tras ello sostuvo que “no hemos hablado de rescisión de contratos, sino de seguir el mismo camino” que eligió la Casa Rosada.
El Gobierno estudia los aspectos jurídicos para constituir una empresa mixta, en la que el Estado capitalice sus inversiones para expandir la red. El Estado se financiaría con un aumento de tarifas, que no iría a las arcas de Suez, sino que quedaría en su poder. Se trata, en definitiva, del modelo que describió el último jueves Roberto Lavagna en París, cuando dijo que las tarifas subirían 16 por ciento. Eso le valió una dura reprimenda de Kirchner y la doble desmentida de De Vido y del jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
“La negociación se resolverá a más tardar a mediados de febrero”, pronosticó una fuente oficial en diálogo con Página/12. “La empresa sabe que lleva las de perder”, agregó. El Gobierno ya le advirtió que tiene en su poder más de media docena de razones valederas para anular la privatización, sin que eso lo ponga en riesgo de perder juicios millonarios, más allá de lo que haya dicho Obeid. “El defensor del Pueblo, Eduardo Mondino, fundamentó en varios expedientes por qué habría que quitarle la concesión a Aguas”, recordó. En uno de ellos menciona el incumplimiento en la meta de presión de agua, que la empresa no habría conseguido levantar al día de hoy.
La pregunta difícil de responder es por qué el Gobierno decide darle una nueva oportunidad a la compañía. Una explicación que dan desde la Casa Rosada es que la presión externa es muy fuerte, con el gobierno francés y el Banco Mundial (accionista de la empresa) en primera línea. Además, dicen, no es tan fácil hacerse cargo del servicio.
Ante el planteo de constituir una empresa mixta, Aguas reclamó que el Estado asuma una parte de su deuda de 700 millones de dólares. “De ninguna manera, con el esfuerzo que estamos haciendo para arreglar nuestra deuda, lo único que nos falta es cargar con deudas ajenas”, descartaron desde el Ejecutivo.