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En febrero, los precios minoristas cerrarán con una suba en torno al 0,8 por ciento, adelantaron fuentes oficiales, la mitad del alza extraordinaria registrada durante enero, pero un valor lo suficientemente alto como para modificar las estimaciones para el año.
Fuentes del sector privado estiman que el resultado anual podría llegar al 8 por ciento, lo que si bien no enciende luces de alarma, sí una amarilla intermitente. Sucede que luego de las subas puntuales en consumos estacionales, como el turismo, o en las cuotas de la medicina prepaga, cigarrillos y taxis, que llevaron a la inflación al mayor nivel en los últimos 29 meses, se esperaba un aumento del IPC menor al registrado. Los últimos aumentos se habrían producido en productos como la carne y útiles escolares, a pesar de los acuerdos que algunas cámaras habían alcanzado con la Subsecretaría de Defensa de la Competencia.
El problema de fondo es que una inflación cercana a los dos dígitos puede provocar procesos indexatorios en la economía y elevar el voltaje del conflicto social, esto es la puja salarial. Adicionalmente atentaría contra la voluntad oficial de mantener alto el tipo de cambio.
La CGT se reunirá entre el jueves y viernes con representantes de la Unión Industrial para buscar los mecanismos que permitan mantener y acrecentar el poder adquisitivo de los salarios. El Indec tiene previsto dar a conocer el dato oficial el próximo miércoles.