ECONOMíA › EL FMI PIDE POR LOS QUE NO ENTRARON AL CANJE

Rato reclama otro “arreglo”

Ya no reclama a puertas cerradas, en reuniones privadas, como la que mantuvo cuando Roberto Lavagna lo visitó hace algo menos de un mes. Ahora el pedido lo formuló a viva voz durante una conferencia de prensa. Para que no quede ninguna duda de qué lado está. Rodrigo Rato aprovechó una reunión con los principales financistas internacionales para exigir que la Argentina llegue a un arreglo con los acreedores que quedaron afuera del canje de la deuda. Frente a esa platea también ensayó una fuerte crítica a los bancos que lucraron con los bonos argentinos.
La presión del organismo se produce justo cuando el canje se encuentra trabado por una decisión judicial en los Estados Unidos. En el esquema original estaba programado que los nuevos bonos se entregasen ayer, pero el cronograma quedó postergado.
Atento a que existe una ley que prohíbe la reapertura del canje, Rato no dio la fórmula para integrar a los bonistas díscolos. Utilizando el típico tono diplomático del staff del Fondo, el español se limitó a decir que el Gobierno debería instrumentar “una estrategia realista” para sumar a los acreedores. “Sería importante para la Argentina y para la comunidad internacional que las autoridades formularan ahora una estrategia realista para enfrentar la cuestión de las obligaciones impagas restantes”, dijo.
Rato también se hizo un espacio para elogiar la marcha de la economía argentina, pero no perdió la oportunidad de presionar para que el Gobierno “elimine impuestos distorsivos” (retenciones, a las transacciones con cheques).
Luego, cuando le preguntaron si el FMI financiará nuevamente a la Argentina, contestó que eso dependía de la administración Kirchner. Y dejó en claro que una de las condiciones para firmar un nuevo acuerdo será la puesta en marcha de “reformas estructurales”. Es sabido que el Gobierno rehúye de estas condicionalidades. Los dichos de Rato no hacen más que demostrar la dureza de las conversaciones que se iniciaron en Washington en la primera semana de marzo.
Hoy en día, la principal diferencia entre las partes radica en que el FMI reclama un plan para integrar a los acreedores que no entraron al canje. Por eso, a los poderosos financistas del Instituto de Finanzas Internacionales que ayer escucharon a Rato les llamó la atención el tirón de orejas a los bancos que colocaron papeles de la deuda argentina entre sus clientes cuando sabían que se venía lo peor. “Sugeriría que el sector financiero internacional analice el rol que tuvo facilitando el sobreendeudamiento (argentino) colocando una parte importante de la deuda en manos de inversores minoristas poco sofisticados”, disparó.
El argumento del FMI es que la salida del default debe ser completa porque su estatuto le impide financiar a los países que tienen atrasos con sus acreedores. En medio del default, la Argentina logró sortear esta cláusula porque dijo cómo pensaba superar la cesación de pagos.
Lo cierto, no obstante, es que el Fondo había sugerido que consideraría la salida del default si se llegaba a un nivel de adhesión en torno del 80 por ciento. Ahora que terminó el canje y la Argentina llegó a ese escalón, el FMI le corre el arco repitiendo la práctica de los últimos años con cada acuerdo que tuvo que firmarse.

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