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Economía abre la temporada de tiro contra el portero

Como cuando justificó el alza de precios de junio, este mes la conducción económica vuelve con munición gruesa contra los encargados de edificios, a cuyos salarios culpa de la suba del índice.

 Por Claudio Zlotnik

Roberto Lavagna tiene a los encargados de edificios entre ceja y ceja. Los últimos informes que recibió en su despacho con el seguimiento de la inflación de este mes dan cuenta de nuevas alzas en las expensas, básicamente por “culpa” de los incrementos salariales a los porteros. Esos datos preliminares indican una suba en los costos de los consorcios de entre 4 y 5 por ciento, que tendrá un impacto directo en la inflación mensual. En Economía descuentan que el índice de precios al consumidor de este mes superará el 1 por ciento.
Las expensas ya se habían encarecido un 6,9 por ciento en junio, y hasta entonces acumulaban una suba del 18,4 por ciento. Desde Economía cargaron contra los encargados de los edificios, los responsabilizaron por el salto inflacionario. Y el enojo perdura por estos días, teniendo en cuenta que una parte del aumento salarial de los porteros –logrado en paritarias– termina de ajustarse este mes. De acuerdo con los cálculos que hacen en el Palacio de Hacienda, el salario de los encargados incide en el 30 al 40 por ciento en las expensas de los consorcios, dependiendo de las distintas categorías de edificios.
Con cierto fastidio, en el equipo económico dejan trascender que, a diferencia de otros trabajadores, los encargados lograron recuperar el poder adquisitivo que perdieron tras la devaluación. Los números concretos son los siguientes: en promedio, el salario de bolsillo de los porteros, que era de 476 pesos en julio del 2002, pasó ahora a 872 pesos. Significa un incremento del 83,1 por ciento. Un monto al que si se le añaden los otros costos asociados al salario, incluido el pago a la ART, ubica al sueldo promedio bruto en 1272 pesos. En Economía afirman que esta situación es un privilegio frente a la recomposición lograda por otros sectores de trabajadores, frente a una inflación acumulada desde la salida de la convertibilidad del 64,5 por ciento.
Cerca de Lavagna admiten que el incremento de las expensas no será el único factor para explicar la inflación de julio. Las frutas y las verduras aportarán aproximadamente 0,4 por ciento, básicamente por un efecto arrastre del mes pasado. Otra preocupación son las subas estacionales, como el rubro Turismo, que pegó un salto en medio de las vacaciones de invierno. El último ítem que inquieta son los lácteos. Tienen una incidencia en el índice de alrededor del 4 por ciento, y por ahora los empresarios y productores se niegan a firmar un nuevo acuerdo de precios (ver página 13).
Más allá del rezongo y las advertencias de los funcionarios, pareciera que, al menos por ahora, no se dio un debate serio de las causas inflacionarias. Tal vez sea momento de ir a fondo con los controles a las prácticas oligopólicas que se dan en sectores clave de la economía. Y dejar de prestarles tanta atención a quienes simplemente cuidan del buen funcionamiento de un edificio.

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Saquen la basura cuando no los vea Lavagna. En julio, los porteros vuelven a ser chivo expiatorio.
 
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