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El Gobierno tomará medidas contra el sector lechero para impedir aumentos de los productos lácteos. El secretario de Agricultura, Miguel Campos, dijo ayer que las acciones se definirán “en las próximas 48 horas”. Se trataría de un cupo temporario a las exportaciones o de un aumento de las retenciones. El objetivo es golpear sobre el costado más rentable del negocio en este momento, que tiene como contrapartida una caída de la oferta en el mercado interno y, en consecuencia, un ajuste de precios. El aviso de las autoridades de que irán contra empresarios que están encareciendo sus mercaderías es un mensaje para el resto de los actores económicos.
Roberto Lavagna decidió mostrar dureza para combatir la inflación. Esta semana, el ministro anunció sanciones contra los proveedores de oxígeno medicinal por actuar de manera oligopólica, haciendo acuerdos para subir sus precios. Hoy, la cartera económica, a través de la Secretaría de Agricultura, dispararía contra la industria lechera. Campos señaló que ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con ese sector, no quedó otra alternativa que “tomar medidas”. Sin embargo, el funcionario indicó que “el diálogo no se interrumpió”, con lo cual dejó una puerta abierta para alcanzar un arreglo de última hora.
El Gobierno pretende que la industria láctea, controlada por La Serenísima y SanCor, mantenga los precios de la leche fluida, el queso y el yogur en los mismos niveles definidos en marzo pasado, cuando se firmó el anterior arreglo, ya vencido. Las empresas y los tamberos argumentan que tuvieron aumentos de costos, como el de la energía y los salarios, que no pueden absorber. Sin embargo, en Agricultura afirman que el sector está volcando porciones crecientes de su producción a la exportación, para aprovechar los atractivos precios internacionales de la leche en polvo. Por lo tanto, las medidas consistirían en bloquear de algún modo ese negocio.
Campos destacó que las acciones en estudio son “la regulación de las exportaciones, con cupos temporarios para las ventas externas” y “una suba de las retenciones”. En este último caso, el salto sería del 5 por ciento actual a 15 puntos. Por otra parte, el funcionario intentará conseguir la semana que viene acuerdos con productores avícolas y frigoríficos.
La firmeza que pretende exhibir Lavagna contrasta con otras actitudes más contemplativas del propio ministro. Por caso, su cartera autorizó todas las fusiones de empresa que se produjeron en los últimos años. La de Fargo y Bimbo redundó en un aumento de precios que, en lo que va del año, llegó al 8,3 por ciento. Tampoco avanzó con un control sobre los formadores de precios, mientras advierte que hará monitoreos sobre los aumentos salariales.
El vicepresidente de la Sociedad Rural, Luis Biolcatti, definió como “un golpe bajo” la intención oficial de implementar regulaciones contra una actividad “tan competitiva” como la producción láctea. El empresario, a diferencia de Campos, dijo que “se cortaron todas las negociaciones”. “Después de que nos estimularon para exportar, ahora parece que es un pecado capital”, se quejó.