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La inflación de noviembre fue del 1,2 por ciento. Anoche recibieron esa información de los técnicos del Indec el presidente Kirchner y la ministra de Economía, Felisa Miceli. Los datos, que serán difundidos oficialmente el lunes, confirman que la inflación del mes pasado duplicó los pronósticos optimistas que barajaba el ex ministro Lavagna a principios de noviembre. El salto de los precios se concentra en los alimentos, en particular, carnes y lácteos, con lo cual los bolsillos más golpeados fueron, nuevamente, los de los hogares más pobres.
Con el 1,2 por ciento de noviembre, el acumulado de inflación de los primeros once meses del año ya llegó al 11 por ciento, que era la última meta que se había fijado Lavagna para todo el año. El lunes, durante la conferencia de prensa que ofreció para despedirse, el ex ministro hasta se permitió bromear con la cuestión: “Yo dije que la meta de inflación era del 11 por ciento, y hasta el día de hoy (28 de noviembre) la inflación no supera ese 11 por ciento”, dijo, vitriólico. A Kirchner, en cambio, las cifras que le suministraron los funcionarios del Indec no le hicieron ninguna gracia.
En el Gobierno admiten que los pronósticos para diciembre pintan feo. Siempre la inflación minorista del último mes del año es superior a la de noviembre, por las remarcaciones típicas que acompañan el aumento de ventas de Navidad y Año Nuevo. Sin embargo, confían en que los acuerdos de precios con las grandes cadenas de supermercados y parte del sector lácteo tiendan a desinflar el IPC (índice de precios al consumidor). A favor juega el hecho de que los productos seleccionados para el descuento del 15 por ciento que ofrecerán los súper (alimentos, vestimenta y artículos de tocador) representan un 40 por ciento de la canasta de consumo que mide el Indec. Además, según los expertos oficiales, la última semana de noviembre los precios casi no aumentaron, porque la inflación acumulada durante las tres primeras semanas ya sumaba 1,1 por ciento, con lo cual el “arrastre estadístico” que hereda el índice de diciembre es muy poco.
Sea como fuere, en el mejor de los casos, la inflación anual rozaría el 12 por ciento. En el peor, desbordaría ese número, que puesto en boca de los empresarios de IDEA tanto enojó al presidente Kirchner. Enero tampoco es un mes fácil, porque se disparan los precios asociados al turismo (viajes, restaurantes, hotelería).
En la planilla del Indec que llegó a manos de Kirchner y de Miceli está discriminado, rubro por rubro, la evolución de los precios en noviembre. El desagregado es el siguiente:
- Alimentos y bebidas: 2,1 por ciento. La suba se explica, fundamentalmente, por el incremento de los precios de la carne y de los lácteos. Como consecuencia de la estampida de precios de esos productos, Lavagna elevó las retenciones a las exportaciones. Miceli logró cerrar un compromiso con SanCor –una de las dos empresas líderes en lácteos– de congelamiento de precios –a los valores del primero de noviembre– hasta el 31 de enero próximo. Sin embargo, todavía queda por ver qué hará La Serenísima. Y tampoco hay una definición sobre qué pasará con la carne, más allá de algún descuento en las góndolas de los súper.
- Indumentaria: 1,4 por ciento. El aumento se explica, en buena medida, por el cambio de la estación primavera-verano. El Gobierno lo incluyó en el acuerdo con los supermercados, consciente de que es uno de los rubros que aumenta para las Fiestas.
- Atención médica: 1,1 por ciento. Impactó el aumento de entre el 10 y el 15 por ciento en las cuotas de las empresas de medicina prepaga. Para diciembre todavía restan los ajustes en las cuotas de algunas de las firmas líderes del sector.
- Educación: 1 por ciento. A las subas en las cuotas de los colegios de la provincia de Buenos Aires se sumaron los incrementos en los establecimientos privados de Capital.
- Alquileres: 0,5 por ciento. A diferencia de lo que ocurrió durante todo el año, el rubro alquileres vino esta vez por debajo del promedio general.
- Esparcimiento: 1 por ciento.
- Transporte: 0,3 por ciento.