Viernes, 13 de enero de 2006 | Hoy
Un eventual Tratado de Libre Comercio generó una comedia de enredos, con afirmaciones y desmentidas de funcionarios charrúas y de la administración Bush. El tema fue tratado por Taiana en la UIA.
Después de otra jornada plena de versiones sobre un supuesto e inminente acuerdo de libre comercio entre Uruguay y los Estados Unidos, los gobiernos de ambos países se vieron obligados, anoche, a desmentir la cuestión. La negativa por parte de los Estados Unidos estuvo a cargo del propio Thomas Shannon, jefe de la diplomacia de Estados Unidos para América latina, que se encuentra de visita en Buenos Aires. Esa declaración conjunta sirvió para apaciguar los crispados ánimos en Brasil y en la Argentina. Pasado el tembladeral, en algunos despachos oficiales analizaban que la minicrisis pudo haber tenido su costado positivo, ya que podría presionar sobre Lula para que Brasil flexibilice frente a sus socios en el Mercosur su histórica posición de dureza, con tal de que el bloque regional no se rompa.
Las idas y vueltas en torno de un posible acuerdo bilateral Uruguay-Estados Unidos se iniciaron hace una semana, cuando el semanario Búsqueda divulgó una entrevista con el ministro de Economía, Danilo Astori, en la que se declaró abiertamente a favor de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos. Al día siguiente, el canciller Reinaldo Gargano desmintió a su colega en el gabinete.
La calma duró poco. Anteayer, el tema fue abordado en la reunión entre los cancilleres Jorge Taiana (Argentina) y Celso Amorim (Brasil). El brasileño salió del encuentro y, sin titubear, durante la conferencia de prensa advirtió que si Uruguay negocia un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos debería abandonar el Mercosur.
Y ayer el panorama se enturbió más. Fue cuando el senador estadounidense Mel Martínez, de visita en la Argentina junto a la delegación que encabeza Thomas Shannon, declaró a una radio porteña que un supuesto TLC con Uruguay estaba “bastante adelantado” y sólo faltaba firmarlo.
Los nervios en la Cancillería argentina recrudecieron. Ya no se trataba, en todo caso, de una interna en el gabinete uruguayo sino la confirmación por parte de los Estados Unidos, aunque a través de una vía poco diplomática. Al mediodía, el tema Uruguay estuvo presente durante el encuentro que Taiana mantuvo con dirigentes de la Unión Industrial (ver aparte). La reunión, pactada de antemano para analizar la inserción del sector a nivel internacional, derivó inevitablemente hacia la incipiente crisis.
Durante el almuerzo en el edificio de la UIA fue Alfredo Chiaradía, secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, el más duro frente a la posibilidad de que Uruguay se corte solo. Mencionó que esa decisión significaría la ruptura del Mercosur. En la Cancillería coincidieron con un diagnóstico abordado por los empresarios: que la crisis abierta por Uruguay debería convertirse en un verdadero llamado de atención para que, sobre todo, Brasil flexibilice algunas de sus posiciones en el bloque, como el otorgamiento de subsidios o la aplicación de medidas paraarancelarias. “Hay que equilibrar la balanza”, señalaron funcionarios y empresarios. Esta parece ser la cuestión de fondo que dejó a la luz las idas y vueltas en torno del caso uruguayo.
Hacia la noche, cuando en el gobierno argentino admitían que “algo hay” detrás de las versiones, desde Uruguay volvieron las aclaraciones. Primero fue el canciller Gargano: “No hay ningún tratado de libre comercio negociándose entre Uruguay y Estados Unidos, y punto”, señaló. Le sucedieron una declaración oficial de la propia embajada estadounidense en Montevideo desmintiendo a Mel Martínez, y, más tarde, fue el mismísimo senador quien admitió su error. “No ha sido mi intención”, dijo. Se había confundido: en lugar de un Tratado de Libre Comercio, Uruguay y Estados Unidos están negociando un Tratado Bilateral de Garantía de Inversiones. El furcio fue el que había generado las nuevas corridas.
Minutos más tarde, Shannon señaló que, “en la actualidad”, la agenda de negociaciones para aplicar un libre comercio incluyen sólo a “Panamá y los países andinos”. Y si bien consideró que “la agenda de libre comercio está viva y avanzando en la región”, destacó que su país entiende que, para el Mercosur, “se precisa hablar primero de las soluciones a las cuestiones agrícolas y eso lo respetamos”.
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