El superávit primario de las cuentas públicas volvió a mostrar un fuerte crecimiento. El mes pasado se incrementó un 37 por ciento con respecto a febrero de 2005 y se situó en 1904,5 millones de pesos. En forma simultánea, Economía pudo mostrar un saldo azul en el rubro financiero: resultó de 209,5 millones de pesos y acumula un signo positivo de 1545 millones en el primer bimestre del año.

El ahorro fiscal se aceleró durante el segundo mes del año. Entre enero y febrero, el ahorro primario alcanzó a 3597,5 millones de pesos, un 15,7 por encima de los 3032,4 millones que se obtuvieron en el mismo período de 2005.

El saldo fiscal quebró incluso las estimaciones previstas en el Presupuesto aprobado en el Congreso. En la ley se había estimado un ahorro de 2430 millones de pesos para el período enero-febrero, por lo cual la meta se sobrecumplió en nada menos que un 48 por ciento.

Semejante resultado confirma dos cosas: una es que la administración Kirchner parece revalidar su obsesión por cuidar la caja, aun cuando desde los sectores más ortodoxos se había advertido sobre una expansión del gasto público. “La obtención de un superávit en este nivel demuestra un manejo cauteloso del gasto”, dijo Carlos Mosse, secretario de Hacienda.

El otro elemento que se confirmó fue que, a pesar de no contar con la necesidad de cumplir con una meta con el Fondo, el Gobierno mejoró su ya notable calificación fiscal.

En este contexto, el Gobierno acaba de anunciar la flexibilización de los mínimos no imponibles en Ganancias, lo que –según se anunció– tendrá un costo fiscal de 1500 millones de pesos anuales. Frente a tamaño superávit, ¿será ahora el turno de otra reforma tributaria?