Con un ingreso de hacienda al Mercado de Liniers “normal” (4693 cabezas) para los días lunes, los valores promedio del novillo en pie cerraron con una baja del 1,72 por ciento respecto del viernes. Para hoy se espera una mayor entrada de vacunos. Sin embargo, la noticia que atrajo toda la atención ayer en el predio de Mataderos no fue ésa sino la pelea que protagonizó el empresario frigorífico Alberto Samid con un grupo de reseros que le impidieron el ingreso a Liniers por orden de los consignatarios que administran la concesión. “Esta es la oligarquía vacuna. Quieren que la carne valga 30 pesos el kilo y yo estoy con los argentinos”, vociferaba Samid, ex menemista devenido en defensor del kirchnerismo, mientras los troperos lo cercaban al grito de “andate, ladrón”. Por otro lado, mientras en algunas carnicerías ya se adelantan bajas de precios, las asociaciones de consumidores siguen denunciando aumentos, sobre todo en supermercados.

El clima de tensión que se palpaba ayer entre los trabajadores de Liniers remite a las versiones que circularon en los últimos días de que el Gobierno piensa intervenir el mercado, con la idea de que los precios allí son inflados por la especulación de los consignatarios. Incluso se mencionó la posibilidad de que la concesión del predio, que vence en junio, no sea renovada, con lo cual toda la operatoria de Hacienda debería mudarse de Liniers a San Vicente.

En este contexto, el viernes por la noche el Gobierno anunció dos medidas que terminaron por caldear los ánimos: la prohibición de las ventas directas (“al oído”) arregladas por los intermediarios por fuera de los remates y la suspensión de la matrícula de 11 consignatarios por deudas impositivas con la AFIP. Esta última medida fue calificada durante el fin de semana por algún consignatario de “apriete mafioso” por parte del Gobierno.

Sin embargo, ayer mismo las once firmas mencionadas habrían “aclarado” su situación ante la Oncca (Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario), el organismo encargado de monitorear la operatoria de Liniers. “Las medidas de suspensión que estaban pendientes no se aplicaron, dado que los comisionistas presentaron toda la documentación que se les reclamaba por presuntas deudas con la AFIP”, explicó un empresario del sector que pidió el anonimato.

“Quieren que la carne valga 30 pesos el kilo para que sólo 30 o 40 por ciento de la gente pueda comprarla. El Mercado de Liniers pone los precios. Los ganaderos están todos abroquelados con Mariano Grondona a la cabeza”, denunció ayer Samid, desde el portón de ingreso al Mercado de Liners, que le fue cerrado literalmente en la cara por trabajadores del predio, alineados con los consignatarios. “Ladrón”, “vos colaboraste con otros gobiernos”, “evasor”, le respondía un grupito de personas, encabezados por Osvaldo Macri, titular del gremio de reseros, antes de desatarse una batalla de insultos y piñas al aire.

Mientras tanto, asociaciones de defensa del consumidor siguen denunciando que los precios de la carne en las góndolas de los supermercados, en lugar de bajar, suben. Según un relevamiento de Deuco, el precio promedio del kilo de carne vacuna de novillo aumentó 1,5 por ciento entre el 9 y el 17 de marzo en las principales cadenas de supermercados del país. “Transcurridos 10 días desde el anuncio de la suspensión de exportaciones por 180 días de carne vacuna, dispuesto por el gobierno nacional, el precio de la carne al consumidor en los principales supermercados no baja”, denunció en un comunicado la entidad presidida por Pedro Busetti. Por su parte, la presidenta del Centro de Educación al Consumidor (CEC), Susana Andrada, calificó los aumentos de la carne –que estimó en 25 por ciento en lo que va del año– como una “desproporción”, y aseguró que “si queremos que baje el precio de la carne en el mercado interno, la idea es que se consuma menos carne”.