El Gobierno firmó ayer un acuerdo con representantes de las droguerías y farmacias para congelar los precios de los medicamentos hasta el 31 de diciembre de 2006, tomando como base los valores vigentes. Como del encuentro no participaron los laboratorios, se supone que este nuevo entendimiento está supeditado a que la industria farmacéutica –con la que ya se suscribieron diversos pactos desde principio de año– no varíe los precios de los remedios. Sin embargo, según un relevamiento de Deuco (Defensa de Usuarios y Consumidores), entre abril y el 22 de mayo últimos los laboratorios ajustaron los precios de más de 2800 productos. Dichos aumentos en promedio oscilan entre 3 y 5 por ciento, pero en ciertas variedades terapéuticas las subas van del 15 hasta el 50 por ciento.

El acto se realizó en Casa de Gobierno con toda la pompa que suele desplegarse en los anuncios de precios, y mucho más por tratarse de una cuestión tan sensible como los medicamentos. Encabezado por el presidente Kirchner, contó con la presencia de la ministra de Economía, Felisa Miceli, y del polémico secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.

En teoría, este nuevo acuerdo con los directivos de las principales droguerías y farmacias apunta a que estos eslabones de la cadena no incidan en el futuro en un aumento del precio de los medicamentos.

Así, droguerías y farmacias se comprometen a mantener los actuales valores de venta “en la medida de que las empresas proveedoras (los laboratorios) no modifiquen sus precios”.

Con los laboratorios, agrupados en Caeme, Cilfa y Cooperala, el Gobierno firmó un primer acuerdo, el 19 de diciembre pasado, por el cual éstos se comprometían a disminuir en un 10 por ciento el precio final de 237 productos y garantizar la estabilidad de precios durante 60 días del resto de las especialidades medicinales que se comercializan en todo el país. Pero en febrero se suscribió un nuevo pacto que introdujo modificaciones al anterior. Se amplió la canasta protegida a unos 260 productos, pero se liberó el resto de las presentaciones. Además, se creó una comisión de seguimiento, que supuestamente evaluaría la marcha del entendimiento.

Lo cierto es que, entre abril y mayo, según Deuco, los precios de unos 2800 medicamentos se elevaron sin ningún control. Por ejemplo: en los antibióticos más utilizados de las marcas más conocidas (Amoxidal, Acantex), los aumentos rondan entre el uno y el 4 por ciento. Para psicofármacos, también de primera línea (como el Dalciprán), el ajuste fue del 7 por ciento. Mientras que en otros antibióticos (Ampicilina, Gentacler) los aumentos van del 20 al 30 por ciento. Para otros productos, como solución para cardiología, antianémicos o polivitamínicos pediátricos, la escalada en los últimos dos meses es del 36 al 50 por ciento.

“Estamos en la buena senda, en el buen camino y pensamos que vamos a tener una inflación descendente. Lo que queremos es alcanzar los estándares internacionales de inflación; ese es el objetivo que nos hemos propuesto y vamos a ir tratando de conducir nuestros esfuerzos para alcanzarlos”, dijo ayer Moreno, en conferencia de prensa. Negó discrepancias con Felisa (ver aparte) y pronosticó una inflación “descendente”. Sin embargo, el funcionario no precisó cuáles son los mecanismos que aplicará el Estado para enfrentar incumplimientos en los acuerdos o subas exorbitantes en los precios de los medicamentos.