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Lo peor ya pasó o, al menos, eso es lo que creen en la AFIP, con la planilla de recaudación tributaria del mes de junio en la mano. Es que el aumento del 0,6 por ciento de los ingresos con respecto al mismo mes del año pasado, si bien ínfimo frente al proceso inflacionario, es percibido como el inicio de “una tendencia más firme que confiamos que se consolide de aquí a fin de año”, en palabras de Alberto Abad, administrador federal de Ingresos Públicos. Más allá de los 4614,9 millones de pesos recaudados, los números de junio muestran otros aspectos de los ingresos fiscales: lo que se consolida es la recaudación de aquellos gravámenes sobre contribuyentes “cautivos”, como el impuesto a los débitos y créditos bancarios, o vinculados al comercio exterior, como los derechos de exportación.
Pese a la inflación del primer semestre, la recaudación del IVA resultó en junio apenas superior (0,7 por ciento) a la de un año atrás en términos nominales (pesos corrientes). Es decir, el aumento en los precios se compensó con la caída en las ventas o, al menos, en las declaradas al momento de liquidar el tributo. En cambio, lo ingresado a la DGI por el impuesto a las ganancias se redujo violentamente: un 36,6 por ciento, casi 500 millones de pesos menos que en junio de 2001. El desfasaje fue compensado por un aumento de más de 520 millones de pesos en los ingresos por derechos de exportación y otros tributos sobre el comercio exterior.
Las otras dos “estrellas” de la recaudación tributaria en plena crisis han sido el impuesto a los movimientos bancarios, que dejó en las arcas del fisco 405 millones en junio, y el que recae sobre la transferencia de combustibles, con un resultado de 370 millones de pesos. Allí pesó a favor el aumento de los precios, que compensó la caída en los volúmenes vendidos, pero fundamentalmente fue la sobretasa fijada sobre las ventas de gasoil la que explica el aumento de 120 millones de pesos en lo recaudado sobre los combustibles.
Con sorprendente entusiasmo, Abad declaró que “pensábamos que la recaudación iba a estar un poco abajo de la del año pasado, por la caída en los anticipos del impuesto a las ganancias, y sin embargo fue muy buena”. La mejora que mereció ese calificativo del titular de la AFIP fue de 25 millones, sobre los casi 4590 millones ingresados en junio de 2001. “Creemos que se consolida la tendencia positiva de aquí a fin de año”, agregó, aunque dio pocos elementos convincentes que sostuvieran dicha profesión de fe. “Si se confirman las señales positivas como la que dio el FMI (en favor de un acuerdo) y continúan las cosas como están ahora, la recaudación se va a ir recuperando”, pronosticó Abad.
Pero más que en la reversión del ciclo económico, las autoridades de la AFIP están expectantes de una pronta “normalización” de las variables monetarias. “Si en medio de este tremendo desorden financiero y con semejantes expectativas inflacionarias seguimos recaudando”, reflexionó una alta fuente del organismo ante Página/12, “hay razones para ser optimistas”. Según evalúan en el organismo recaudador, en las últimas semanas se ha verificado una menor presión inflacionaria, lo cual podría traducirse en mayor disponibilidad de fondos de los contribuyentes. Ello podría traducirse en una paulatina regularización de pagos de los impuestos vinculados al nivel de actividad, como el IVA, que beneficiarían a la recaudación aunque no se verifique una recuperación económica. Justamente aquellos tributos vinculados al nivel de ventas o que dependen de la voluntad de los contribuyentes de cumplir con sus obligaciones, son los más rezagados.
Las contribuciones a la seguridad social también cayeron a la par del impuesto a las ganancias. Pero la baja más notable es la que afecta a los aportes al sistema de capitalización. En el mes de junio, los ingresos al sistema privado cayeron en más de un 50 por ciento con respecto al añopasado, en tanto que los destinados al sistema de seguridad social sólo descendieron un 2 por ciento.