La deuda externa de las compañías tuvo un crecimiento neto de 130 millones de dólares durante el segundo trimestre del año. El stock quedó en 42.816 millones de dólares. De acuerdo con los datos oficiales del Banco Central, ese incremento vino dado, entre otras cosas, por el empuje de las inversiones del sector privado no financiero. El dato está también vinculado al incremento de los compromisos generados por el fortalecimiento del comercio exterior.

Desde la explosión de la crisis, la deuda de las empresas se vino reduciendo. En diciembre de 2001, el stock era de 61.765 millones de dólares. Desde entonces, en medio de las sucesivas reestructuraciones de los pasivos, la caída fue de 18.949 millones de dólares, 30,7 por ciento del total. Esa tendencia se desaceleró a partir de comienzos de 2005. La finalización de los procesos de renegociación y la reactivación de la economía estabilizaron el stock, que recién ahora volvió a engrosarse aunque sea en forma tibia.

En términos nominales, el sector que más se endeudó entre abril y junio pasado fue el petrolero. Fue por un total de 696 millones de dólares, hasta los 6832 millones. Sin embargo, el propio Banco Central se encargó de aclarar que ese ingreso de divisas sirvió mayormente para que las casas matrices financiaran a sus subsidiarias locales, a fin de que éstas, a su vez, inviertan en el extranjero. O sea, esos créditos no tienen ningún impacto en la economía argentina.

El mayor caudal de endeudamiento fue para pagar importaciones. El incremento neto por ese concepto fue por 471 millones de dólares. En tanto, las prefinanciaciones de exportaciones de bienes y servicios originaron pasivos por 345 millones.

En sentido contrario, las empresas cancelaron deuda por 686 millones de dólares. Tuvieron protagonismo empresas gasíferas y eléctricas, tanto de transporte, generación y distribución, ya que coincidieron en lanzar reestructuraciones de deuda. En total, este sector reestructuró pasivos por 1391 millones. Otro sector que viene desendeudándose es el de las comunicaciones, por un total de 400 millones de dólares a lo largo del segundo trimestre del año.

Es muy probable que en los próximos meses se perciba un acrecentamiento del stock de la deuda empresaria. De hecho, hubo compañías que volvieron a tomar fondos en forma activa en los últimos meses. Hay un dato que permite avizorar ese comportamiento: los proveedores se convirtieron en la principal fuente de financiamiento, junto con las casas matrices.

En la city sostienen que, en un contexto de fuerte expansión de la economía y de las necesidades crediticias, a las compañías no les alcanzará con pedirles prestado a sus proveedores y tengan que recurrir al mercado de capitales. Esto ya se nota a nivel local. Las empresas, tanto pymes como grandes, utilizaron su propia caja para financiar el crecimiento. Cuando esa alternativa quedó al límite, las compañías se financiaron con sus proveedores, tal como se observa con las deudas tomadas en el extranjero. Hace algunos meses se vieron obligadas a volver a cambiar. Y ahora reaparecieron los bancos como prestamistas. Es por ese motivo que los créditos comerciales, aunque sean de corto y mediano plazo, están creciendo a un ritmo anual del 50 por ciento, algunos puntos por debajo de las líneas para el consumo.

El otro punto que juega a favor del endeudamiento externo son las bajas tasas de interés que se están pagando. Entre el 3 y el 7 por ciento anual, para el caso de las líneas a tasa fija, según el informe del BC.