Sábado, 9 de junio de 2007 | Hoy
ECONOMíA › INDEMNIZAN A BONISTAS ITALIANOS QUE QUEDARON FUERA DEL CANJE
El gobierno italiano anunció que compensará a los bonistas de esa nacionalidad que aún tengan títulos de la deuda argentina. Forman parte del bloque que quedó afuera del canje.
Cinco años y medio después de la declaración del default, el gobierno italiano decidió indemnizar a los bonistas de su país que aún retengan papeles de la deuda argentina. La medida pone fin a un largo tironeo entre inversores y los gobiernos de ambos países, que en algunos momentos llegó a tensar la relación bilateral. Es, a la vez, un reconocimiento de que la responsabilidad de la estafa a los ahorristas no fue del Estado argentino sino de los bancos italianos que les vendieron bonos a sus clientes, a pesar de tener información sobre la grave situación económica argentina. La indemnización rondaría los 6000 millones de euros.
Para pagarles a los bonistas, el gobierno italiano utilizará los denominados “fondos durmientes” que existen en los bancos de la península. Se trata del dinero que quedó “abandonado” en las entidades financieras sin que nadie lo reclame. Son cuentas corrientes o depósitos en aseguradoras que durante los últimos diez años no registraron movimientos. “La posibilidad de la indemnización estaba contemplada en la Ley de Presupuesto del año pasado, pero recién ahora se instrumentó porque no se encontraba la fuente de financiamiento”, explicó Tulio Zembo, representante en la Argentina de la Asociación de Consumidores Bancarios de Italia. La disposición dictada por el gobierno de Romano Prodi obedece además a un fallo de la Corte Suprema de ese país, que obligaba al Estado a indemnizar a los tenedores de bonos argentinos.
Los pequeños inversores italianos formaban parte de uno de los grupos más numerosos con papeles de la deuda argentina en cesación de pagos. Eran alrededor de 400 mil que reclamaban 12.600 millones de dólares, el 15,6 por ciento del total de la deuda defolteada. Miles de ellos resolvieron absorber la pérdida y venderles sus tenencias a los grandes bancos internacionales justo antes del canje de 2005. Las principales entidades de Wall Street los seducían con un precio algo superior al que ofrecía el gobierno argentino apostando a que, tras la reestructuración, los nuevos bonos registrarían una fuerte escalada. Y así fue. Es por ese motivo que ahora se calcula que la indemnización sería la mitad de la reclamada originalmente.
En el medio, hubo varios fallos judiciales que en Italia les dieron la razón a los ahorristas. Esos dictámenes, que empezaron a conocerse a comienzos de 2005, argumentaban que los bancos italianos debían reintegrarles a sus clientes el ciento por ciento de la inversión en bonos argentinos. Es decir, culpaban a las entidades financieras por colocar papeles de un país con destino de quiebra a sabiendas de que eso ocurriría. Con un agravante: la mayor parte de esos títulos formaban parte de la cartera de los bancos, con lo cual la entidad trasladaba la pérdida a un pequeño inversor, casi todos jubilados, en lugar de asumirla como propia. Una investigación de la Consob (Comisión de Valores de Roma) demostró que los bancos nunca advirtieron a sus clientes del serio riesgo que asumían comprando títulos argentinos.
Para crear más confusión, en medio de la crisis, la Asociación de Bancos Italianos recicló a un ex gerente del Banco de Roma, Nicola Stock, como “defensor de los intereses de los bonistas”. Stock fue uno de los principales lobistas en contra del canje de la deuda.
Un año antes de la reestructuración, en febrero de 2004, el partido Democrático de la Izquierda, por entonces principal opositor al gobierno de Berlusconi y que ahora forma parte de la coalición oficialista, presentó en el Congreso una propuesta muy parecida a la medida que salió ahora. En aquel momento, la iniciativa preveía un pago parcial a los pequeños ahorristas, teniendo en cuenta que el Estado argentino se haría cargo de una porción. Dos años después del canje, con la negativa del gobierno argentino a hacerles una nueva oferta a quienes rechazaron la oferta (holdouts), y sin la presión del Fondo Monetario a favor de los bonistas, el gobierno italiano decidió salir al rescate de sus bonistas. En el decreto que reglamentó la iniciativa, el gobierno de Prodi calificó a esos inversores como víctimas de fraudes financieros. Toda una definición del papel que jugaron los bancos.
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