Desde Mar del Plata

“La viveza criolla nos ha llevado a la pobreza criolla (...). Los empresarios estamos mal vistos, algunas veces justificadamente, otras no”, sentenció anoche Guillermo Murchison en su discurso de apertura del Coloquio anual de IDEA, insinuando una vocación de autocrítica poco común en el empresariado. Los dichos del presidente del encuentro que desde hoy congrega a más de ochocientos ejecutivos entre accionistas y Ceo en Mar del Plata, dan también la pauta del doble esfuerzo que se realiza desde la tribuna empresaria. Por un lado, quieren depurar su imagen ante la sociedad que los mira con resquemor. Por el otro, aspiran a construir una convivencia pacífica con el Gobierno, bajo cuya administración muchos prosperan.

Después de la abierta confrontación del presidente Néstor Kirchner con algunos de los dirigentes que condujeron temporariamente esos cónclaves empresarios, el Instituto del Desarrollo Empresarial de la Argentina intentó con esmero evitar fricciones con el poder político. Los nuevos aires que vinieron de la mano del presidente de Microsoft, Gustavo Ripoll, elegido para conducir IDEA en esta etapa, incluyeron tanto un cambio en la dinámica de trabajo de estas reuniones como el listado de temas a discutir, con la intención de no acotarlos a los desvelos tradicionales de los hombres de negocios.

Ese aggiornamento de la agenda empresaria fue dejando de lado temas macroeconómicos para dar paso a otros más amigables y comprometidos con las preocupaciones sociales. Así se fueron incluyendo cuestiones como la falta de calidad institucional, la fragmentación social o la competititividad. Rubro, este último, en el que se coló el subcapítulo energético. Tema circunstancialmente eclipsado por la expectativa electoral y la menor demanda energética primaveral, pero ya instalado como un problema crucial para la suerte empresaria.

La base de discusión de este punto será un trabajo del ITBA (Instituto Tecnológico de Buenos Aires), comandado por el ex representante de las generadoras eléctricas Ernesto Badaracco. El texto plantea de un modo contundente que Argentina necesita invertir al menos 4500 millones de dólares en los próximos años para no resignar definitivamente la posibilidad de autoabastecerse de combustibles fósiles, que aquí y en el mundo seguirán constituyendo el núcleo de la matriz energética. Pero eso sólo es posible en un contexto de reglas más claras que den certidumbre a la inversión, según dice el texto.

Los ejecutivos soñaban con que De Vido se llegara para fijar posición sobre el tema, pero se excusó a último momento por problemas de agenda. Aunque el verdadero plato político fuerte del evento sería la presidenta electa, con quien los dirigentes de IDEA intentan establecer un vínculo más amistoso que con el Presidente. Cristina Fernández de Kirchner parece menos esquiva que el actual mandatario a mostrarse en esa tribuna del establishment, pero la obligación de estar presente en la Cumbre Iberoamericana que se hace en Santiago de Chile deja pocas esperanzas para una confirmación de último momento.

Es imposible que cualquiera de esas eventuales visitas, o la ausencia absoluta de representantes del Gobierno, no incida en el último punto de análisis previsto para la tarde del viernes: el clima postelectoral. Antes de llegar hasta allí, los concurrentes habrán desmenuzado otro de los trabajos preparados para la ocasión, de Ernesto Kritz, titular de la Sociedad de Estudios Laborales, sobre el empleo formal como herramienta de inclusión social. En un anticipo, el titular del SEL dio a conocer su interpretación de que la indigencia es, en gran medida, consecuencia del trabajo en negro. Una sentencia que los hombres de empresa hoy suscriben sin pudor, un esbozo de mea culpa que también se insinúa desde el temario que desde hoy tratarán en el Coloquio.