“Tenemos que ser un instrumento que esté al servicio del proceso de reindustrialización”, afirmó durante su asunción la flamante presidenta del Banco Nación, Mercedes Marcó del Pont, y agregó que “evidentemente el desafío para el banco es reorientarse a lo que fue su naturaleza en los orígenes: ser una institución rectora de crédito a la producción”. El desembarco de Marcó del Pont, que estará al frente de la entidad hasta el 2010, fue recibido con grandes expectativas por parte de los empresarios industriales que destacan su inclinación desarrollista, al tiempo que reclaman mayores facilidades para el acceso al crédito.

La banca pública jugó un papel fundamental durante el período de industrialización a través de la sustitución de importaciones. Los créditos dirigidos a muchos sectores aumentaron a gran velocidad y se convirtieron en una herramienta más que útil para el desarrollo. Pero serios problemas de gestión condujeron a estos bancos a perder ese rol y a tomar políticas de crédito más focalizadas y modestas. Muchos bancos públicos exhiben niveles de recuperación de los préstamos bajos y altas tasas de morosidad. En el acto que presidió el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, la flamante funcionaria apuntó que el banco “en los últimos años se ha saneado, ha bajado mucho la mora, está muy sólido patrimonialmente y tiene liquidez para salir a prestar” y agregó que los créditos estarán concentrados “sobre todo a la producción y la inversión en aquellos eslabones más débiles, abandonados, que fundamentalmente son las pequeñas y medianas empresas”.

Desde los sectores industriales, Marcó del Pont fue muy bien recibida, ya que, como sostuvo Aldo Karagozián, de la Fundación Pro Tejer, la consideran “muy desarrollista, desde el primer momento, y eso es muy bueno para cualquier industrial”. Gran parte de los empresarios del sector señala como una señal muy positiva hacia el modelo de desarrollo la designación de Marcó del Pont. Juan Carlos Lascurain, titular de la UIA, destacó la importancia de la actividad del Banco Nación durante los años más complicados de la crisis y subrayó la importancia de que la entidad sea pública.

En alusión a la actual situación crediticia, Alberto Sellaro, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado, comentó a Página/12 que “no hay acceso al crédito y las tasas son imposibles, lo que estamos necesitando son créditos para hacer frente a necesidades de corto plazo”, a lo que agregó que “los recursos para inversiones de capital y ampliación los tenemos; la necesidad es contar con capital de trabajo, con créditos a tasas y plazos accesibles”. Durante el acto, en el que también estuvo presente el ministro de Economía, Martín Lousteau, y gran parte del Gabinete, la funcionaria apuntó que “hay condiciones para salir a prestar, porque hay rentabilidad en las empresas” y esa situación “permite una retroalimentación”.

Mariano Kastelboim, economista de la Fundación Pro Tejer, apuntó a Página/12 que “el gran cuello de botella para la mayoría de los sectores productivos conformados por pymes es incrementar la escala y la productividad y para eso es necesario el crédito bancario, porque hasta ahora se invirtió sobre la reinversión de utilidades sin acceso al crédito bancario y, cuando existe, es muy precario”. Por su parte, Francisco Dos Reis, presidente de Apyme, comentó a este diario que “el banco viene con dificultades de acercamiento a los sujetos” y espera que la funcionaria “nos convoque para la discusión del rol de un banco de este tipo, que va más allá que la situación crediticia”.

¿Podrá convertirse el Banco Nación en un motor del desarrollo? El camino es difícil, pero los economistas coinciden en la necesidad de una buena banca pública, que pueda funcionar como banca testigo, obligando a los bancos privados a bajar sus tasas actuando de manera contracíclica. La teoría y la experiencia en países del este asiático señalan que los programas de crédito focalizados y bien administrados pueden funcionar bien en muchos casos.