Jueves, 20 de enero de 2011 | Hoy
ECONOMíA › MOLINEROS REFUTAN A LA MESA DE ENLACE
Por Cristian Carrillo
La Mesa de Enlace empapeló ayer la ciudad con afiches en los que asegura que la incidencia del costo de la harina en el precio del pan es de apenas el 10 por ciento. Sin embargo, fuentes de los sectores panadero y molinero coincidieron ante este diario en que la participación del insumo ronda actualmente el 25 por ciento. El guarismo surge de un precio promedio para el pan a nivel nacional de 4,50 pesos y para la harina en torno de 1 o 1,20 peso. Además, indicaron que si se llegara a liberalizar la comercialización local y la exportación del cereal, el precio del pan podría llegar a duplicarse, al igual que la incidencia de la harina en el costo de su elaboración.
La campaña de la Mesa de Enlace insiste en que cualquier mejora en el precio que reciban los productores de trigo no tiene correlato directo con el valor del pan o de cualquier producto que utilice ese grano como insumo. La justificación que esbozan es que lo que recibe el productor por su cosecha (80 centavos) es apenas una décima parte de una pieza de pan, a la cual le ponen un precio promedio de 8 pesos por kilo. La diferencia –esgrimen– se la lleva la cadena de comercialización; en el caso particular del pan, los molinos y las panaderías.
Según un relevamiento realizado por la industria molinera, el precio del pan “no llega a los 4,50 pesos a nivel nacional”. “Si hacemos el recorrido por Puerto Madero, el Centro o Recoleta, los precios van a ser mucho más altos que en el resto del país, pero también hay pan a 2,50 o 3,50 pesos. Basta con ir a los supermercados para constatar esos valores”, señalaron a Página/12 desde el sector. La diferencia de zonas explica también la incidencia de los insumos en la producción. “No es lo mismo el alquiler de un negocio en Colegiales, donde se paga hasta 30 mil pesos por mes, que en José C. Paz, donde abonan 1500”, agregó el directivo.
Lo que los afiches tampoco explican es el sistema de compensaciones que permite que el precio de la harina se encuentre congelado hace más de dos años, tanto el que recibe el productor como el que se vende en las góndolas. “El Estado aporta unos 840 millones de dólares anuales para que las molineras tengan un producto subsidiado –más barato– y los productores reciban el precio FAS pleno (precio de exportación menos retenciones) de 920 pesos la tonelada”, señaló a este diario el subsecretario de Agricultura, Oscar Solís. De no contar con este esquema de compensaciones, las molineras deberían pagar el doble por el trigo, lo que trasladaría al precio de la harina. Además, sin un precio sostén el principal perjudicado sería el productor.
Fuentes de la industria molinera estiman que con una liberalización del mercado, el precio de la harina superaría los 2 pesos, llevando su incidencia en el costo de elaboración del pan a “no menos del 50 por ciento”. Sin embargo, eso no va a pasar, porque implicaría que el resto de los eslabones de la cadena absorbería la suba.
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