Lunes, 17 de diciembre de 2012 | Hoy
Por Andrés Krymer *
Que el Bono YPF fue un éxito es indiscutible para cualquiera que haya estado en la Argentina en la última semana. Pero sin lugar a dudas es un éxito que amerita múltiples lecturas para dimensionarlo. Una primera, por obvia afinidad temática, es la financiera. Desde esta perspectiva la emisión del Bono YPF constituye un instrumento de financiamiento y una operación de ahorro público. El éxito del bono estaría dado por alcanzar el valor objetivo que se estableció (en este caso una emisión de 50 millones de pesos ampliable a 150 millones) y listo. De acuerdo con este razonamiento, el bono fue absolutamente exitoso y superó ampliamente los objetivos. Esta lectura del éxito del Bono YPF (o, en términos financieros, la Obligación Negociable Clase XII) resulta, al menos, insuficiente para comprender la profundidad del cambio que implica el éxito del bono.
Repasemos las premisas que impulsaron el surgimiento del Bono YPF subsumiendo por unos instantes la lectura financiera a una más amplia del impacto sobre la sociedad. En la génesis del bono, un primer dato relevante surgió a partir de una investigación de alcance nacional que realizamos desde YPF: casi un 30 por ciento de la población declara poseer capacidad de ahorro. Esta se refleja en la evolución de los depósitos a plazo fijo en los últimos años, que han llegado a valores records.
Sumado a lo anterior, la investigación confirmó que los ahorristas derivan mayoritariamente sus ahorros al consumo (comprar la TV, cambiar el auto, arreglar la casa) o a métodos de ahorro básicos (atesoramiento en billete, plazo fijo o propiedades). Se destaca que sólo un 1,1 por ciento de quienes poseen ahorros declararon tenerlos en bonos de empresas. Y también se evidenció un perfil conservador a la hora de elegir cómo ahorrar: el 55,3 por ciento declaró privilegiar la seguridad por sobre un 14,1 por ciento que privilegia la rentabilidad.
Todo lo anterior podría explicar, en parte, la disponibilidad de capital para ahorro y quizá ciertas condiciones necesarias pero definitivamente no suficientes para el éxito del Bono YPF. Pero entonces, ¿cuál fue la clave en el éxito del Bono YPF?
El Bono YPF –a diferencia de otras Obligaciones Negociables (que apuntaron al mercado mayorista)– nació con el objetivo de ofrecer al mercado minorista una herramienta de ahorro asociada a la producción en la economía real (y no a la especulación financiera). Esto supuso, para quien suscribe, un doble beneficio: acceder a una herramienta de ahorro con una rentabilidad conveniente; y a la vez, la satisfacción de poner el dinero propio en algo que genera un resultado productivo para el país. Y en este sentido, el bono vino a proponer un cambio en la cultura del ahorro argentino, y para ello hubo que trabajar sobre ciertas barreras.
Una barrera importante a sortear fue la lejanía del mundo financiero y el miedo derivado a todo lo desconocido, que actuaba en dos niveles: uno, general y otro, concreto. En el nivel general, era fundamental para el éxito del bono la utilización de un lenguaje accesible que evite la incertidumbre y que sea fácilmente comprensible para un público no habituado a las finanzas. En lo concreto, el bono tenía que ser muy fácil de suscribir, accesible. En definitiva, otra de las condiciones necesarias pero no suficientes del bono fueron: fácil comprensión y fácil operatoria.
Otra de las claves del éxito, de acuerdo con la investigación realizada, fueron los plazos. Las clases medias con capacidad de ahorro habitualmente consideran que sus ahorros son el “colchón” para alguna eventual “emergencia” (ya que habitualmente no se cuenta con excedentes sobre los excedentes). Esto hace que los plazos largos generen temor a una “imprevista” necesidad de disponer del dinero. Por ello asegurar un plazo corto era otra de las barreras a tener en cuenta.
Independientemente de los obstáculos inherentes a la generación de un cambio de hábitos respecto de una conducta arraigada, aún resta el elemento más importante para convertir en éxito el bono: pedirle a alguien que generó sus ahorros con mucho esfuerzo que preste con la promesa de recibirlos con intereses tiene un componente muy significativo de confianza. Y la confianza no es otra cosa que la seguridad o la certeza en algo o alguien que se comportara de un modo esperado o, dicho de otro modo, es una interrupción de la incertidumbre respecto de algo.
Las investigaciones previas al lanzamiento del bono indicaban un amplio apoyo a la nueva gestión de YPF: un 70 por ciento de la población argentina calificó como positiva la reestatizaciòn de YPF (llegando a 8 de 10 personas entre quienes declaraban capacidad de ahorro); un 65 por ciento de la población declaraba como positiva la nueva gestión de YPF.
Estos resultados indicaban, sin lugar a dudas, que YPF estaba en condiciones de enfrentar entonces el desafío de impulsar un cambio en el modo de ahorro de los argentinos. Brindándoles acceso a una herramienta más sofisticada y fundamentalmente conveniente. Conveniente porque gana el país y ganamos todos.
Sólo queda destacar otra confirmación que nos trajo el fenómeno que se generó alrededor del Bono YPF. Nueve de cada diez argentinos opinaron que todos los argentinos deberían cuidar y apoyar a YPF. A juzgar por el apoyo contundente de la sociedad, lo estamos haciendo.
* Sociólogo, gerente de Investigación Estretégica de YPF.
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