ECONOMíA
Por tres chicos rebeldes se estropeó la unanimidad
Respaldos contundentes como los de Estados Unidos y Francia no impidieron que tres países europeos de poco peso votaran en contra de la Argentina.
El acuerdo entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional fue producto de un largo debate en el directorio del organismo, en el que el firme respaldo de Estados Unidos y Francia no alcanzó para evitar tres abstenciones en la votación que consagró ayer el entendimiento en Dubai. Las autoridades del FMI intentaron durante toda la jornada evitar que se conocieran detalles de la votación, que a puertas cerradas emitieron los 24 miembros de la cúpula del organismo multilateral. En esa línea, los voceros oficiales del Fondo señalaron públicamente que todos los directores habían votado de forma afirmativa el acuerdo, mientras que el director del Hemisferio Occidental del organismo, Anoop Singh, esquivaba los requerimientos periodísticos al respecto. Durante la conferencia de prensa en la que Singh dio a conocer algunos detalles del acuerdo con la Argentina, rechazó en tres oportunidades brindar información oficial respecto del resultado de la votación, amparándose en la confidencialidad de este tipo de encuentros.
Sin embargo, los hombres del Fondo no pudieron tapar el cielo con un harnero, y al mediodía de los Emiratos una fuente del organismo ya había confirmado la existencia de “varias abstenciones”. Más tarde, otra fuente vinculada al organismo confirmó que “la votación se dio con tres abstenciones, que fueron de los países que históricamente se opusieron a este acuerdo por considerarlo demasiado blando para la Argentina”. “Holanda, los países nórdicos y Australia se abstuvieron en la votación, mientras que Bélgica votó a favor, aunque con la aclaración de que uno de los miembros de su silla, Austria, impulsaba la abstención”, aclaró el consultado.
Algunas de las sillas del directorio del Fondo Monetario son compartidas por varios miembros, que se alternan para participar de las votaciones y, finalmente, si no hay acuerdo dentro del grupo, define el que en ese momento se encuentra sentado a la mesa de las votaciones. De todos modos, la sensación que circulaba en la enorme sala de prensa del Centro Internacional de Convenciones donde se realiza la Asamblea Anual del Banco Mundial y el FMI era que el acuerdo era extremadamente benévolo con la Argentina; en definitiva, un acuerdo blando.
Un reflejo claro de esa percepción se tuvo cuando un periodista de un canal financiero local inició la ronda de preguntas de la conferencia de prensa planteando si debía interpretarse el acuerdo con la Argentina como un premio por declarar la cesación de pagos sobre una deuda superior a los 100 mil millones de dólares. Atragantado por la estocada, Singh defendió a rajatabla el entendimiento, asegurando que incluye una importante serie de compromisos para desarrollar reformas estructurales y consignando que está lejos de tratarse de un premio.
Si bien evitó pronosticar cómo reaccionarán los mercados al acuerdo, cuyo contenido íntegro se conocerá recién el lunes, fue más allá en la defensa de la carta de intención y apeló a lo ocurrido en los últimos días para reflejar la aprobación de los inversores. “Lo único que tenemos claro es que ha pasado más de una semana desde que fue firmado el acuerdo y en ese período las señales han sido positivas. El mercado ha respondido de forma favorable, sin impactos sobre el tipo de cambio, y se podría decir que si Argentina logra mantener su tasa de crecimiento en torno del 4 ó 5 por ciento en los próximos años, ello será del agrado de los mercados”, insistió Singh.
Al término de la conferencia de prensa, el representante permanente del FMI en la Argentina, John Dodsworth, hacía lo suyo para despejar algunos fantasmas que planteaban varios periodistas sobre la reacción de los inversores. “Nadie puede decir si el acuerdo es malo o bueno porque todavía no lo han leído. Debemos esperar a que se difunda la versión final para permitir a los mercados emitir una opinión; antes son sólo especulaciones”, afirmó Dodsworth, quien consideró que el entendimiento es consistente con una propuesta de reestructuración de la deuda. En definitiva, tanto Singh como Dodsworth saben que son los responsables últimos por haber recomendado al directorio del organismo la sanción de este programa, que exige un pronunciado esfuerzo de ahorro fiscal al Estado argentino, pero aun así parece haber dejado insatisfechos a algunos sectores.