ECONOMíA
Clase en la cuerda floja
Por M. M.
En los noventa, sociólogos y economistas “descubrieron” el fenómeno de los nuevos pobres: miles de familias de clase media baja que, golpeadas por la desocupación, se sumergían sin escalas en la pobreza. Una pobreza de ingresos, “puertas adentro”, porque la mayoría de aquellas familias continuaron viviendo en barrios, en casas o departamentos, que nada tenían que ver con los hogares de los pobres “estructurales” de las villas o los suburbios de las principales ciudades del país.
Ante la falta de un empleo formal, ese sector se las rebuscó gracias a los ingresos esporádicos del cuentapropista y recortando hasta el hueso los consumos típicos de la categoría social perdida. La devaluación volvió a asestar otro golpe a ese vapuleado segmento de la clase media, que llegó a la crisis sin ahorros, ni en pesos ni en dólares. La inflación del 2002 licuó sus magros ingresos. Y, según el estudio del Banco Mundial, unas 250 mil familias habría conocido el dolor y la humillación del hambre.
Pero además, de acuerdo con el mismo informe, hay una amplia franja social, por encima de la línea de pobreza, que vive en un precario equilibrio, al borde del abismo. Un 24 por ciento de los hogares relevados fue calificado, según los expertos, como “hogar inseguro”, porque “hubo o hay preocupación por la reducción y la falta en la calidad de los alimentos”.
Son 1,9 millón de familias de clase media baja que temen seguir cayendo por un ancho embudo.