A partir de la puesta en actividad del pozo petrolero que hoy se inaugurará en el bloque Ayacucho 6 de la Faja del Orinoco, Enarsa se convertirá formalmente en empresa productora de petróleo. La participación que le otorgó la venezolana Pdvsa en la zona le dará, además, un estatus adicional: Enarsa se integra, como novena compañía mundial, al estudio geológico para cuantificar y certificar reservas de esta área. Si se confirman las previsiones, la novel empresa estatal argentina quedará inscripta en una página central de la historia: Orinoco llevará a Venezuela a ser el primer país del mundo en reservas petrolíferas, con todo lo que ello significa en el cambio del mapa geopolítico y económico del planeta.

Las conversaciones para integrar a Pdvsa y Enarsa en un proyecto productivo común en los ricos yacimientos venezolanos empezaron en julio pasado, en Córdoba, en oportunidad de la cumbre del Mercosur. Las conveniencias políticas hicieron que, en tiempo record, quedara concretado el proyecto. Aunque la participación de Enarsa se limite en principio a un acompañamiento formal, el emprendimiento en sí le será útil para ganar experiencia y renombre, que no son poca cosa en el negocio petrolero.

Por otra parte, si Enarsa pudiera disponer libremente de la producción que generarán los nueve pozos que, en una primera etapa, se pondrán en producción, su capacidad de oferta sería equivalente a todo lo que obtiene Repsol en suelo argentino: unos 200 mil barriles diarios.

Las tareas de cuantificación y certificación de reservas que realicen los técnicos que aporte Enarsa se efectuarán sobre el mismo bloque 6 del área Ayacucho. Se calcula que en el bloque se encuentran reservas por 3000 millones de barriles, en una extensión de 500 kilómetros cuadrados. Es una parte menor de lo que se calcula que posee la Faja del Orinoco en su conjunto: 236 mil millones de barriles. Pero es un gesto, una forma, que tiene Venezuela de hacer participar a la Argentina de la que espera sea su gran fiesta: convertirse en la primera reserva mundial de crudo.

De confirmarse esas proyecciones, Venezuela pasaría a sumar 317 mil millones de barriles probados de reserva, 55 mil más que las que posee Arabia Saudita y más de 200 mil por encima de las reservas probadas de Irak, que así quedarían relegadas al segundo y tercer lugar. Kuwait, Abu Dhabi e Irán, los que siguen en el ranking, poseen reservas en 90 mil millones de barriles o poco más, cada uno. Es decir, que lo que está en estudio de cuantificación en Venezuela es equivalente a las reservas de estos tres países juntos. ¿Alguien se imagina una América latina igual a la actual después de que se compruebe el dato? Convertida en más poderosa o en blanco de ataques por la posesión de ese recurso, Venezuela, y por extensión la región, no serán vistas igual que hasta ahora, en un caso o en otro.

Argentina juega en estos acuerdos unas cuantas fichas al estar al lado de Venezuela, con los riesgos que ello implica. En los encuentros de ministros y los contactos entre los presidentes –incluida la cena de anoche– no sólo se habló de la proyección de las reservas de la Faja del Orinoco, sino de la obra del Gasoducto del Sur. Emprendimiento al que hoy se le volverá a dar fuerza para demostrar que está vivo. Los 8000 km que recorrerá, de norte a sur, desde la mencionada faja hasta la Mesopotamia argentina lo convertirían en la principal obra de integración física de todo el subcontinente. El complejo de abastecimiento gasífero que conformaría junto a la oferta de gas boliviano (a través de una red integrada) es un proyecto tan ambicioso en lo económico como en lo político, pero con ventajas claramente imaginables en ambos sentidos.

Pero en tanto llegue su concreción, Venezuela volvió a comprometerse a abastecer a Argentina del gasoil que requiera para completar su oferta energética. Kirchner volverá a la Argentina, esta noche, con ese reaseguro. Así le será más fácil pasar el invierno. El último del actual mandato.