ECONOMíA
Todos contra las cuerdas
La Argentina no es el único país que está contra las cuerdas, mientras reclama la toalla salvadora del FMI. También es crítica la situación de Brasil, que estaría negociando un paquete de ayuda de 10.000 millones de dólares para frenar la devaluación del real en el contexto de una fuga masiva de capitales.
Ayer, el presidente Fernando Henrique Cardoso admitió esas negociaciones, que había negado un día antes para no seguir hundiendo en las encuestas al candidato oficialista. De hecho, la número dos del Fondo, Anne Krueger, quien estuvo la semana pasada en Brasil, impuso como condición para llegar a un acuerdo con la administración Cardoso que los candidatos presidenciales se comprometieran a seguir el rumbo marcado por Washington. Inácio Lula da Silva, quien marcha como al tope de las encuestas, le respondió en duros términos, rechazando esa posibilidad. Por su parte, Uruguay, pese a tener anudado un acuerdo con el Fondo por 3000 millones de dólares, sigue perdiendo reservas y depósitos bancarios, mientras que el dólar se disparó casi un 70 por ciento en apenas un mes.
Para la Fundación Capital la agudización de la crisis regional juega, al menos en el corto plazo, a favor del gobierno de Duhalde. “La posibilidad de que el FMI deba asumir múltiples frentes de conflicto podría acelerar los tiempos de la negociación Argentina-FMI”, asegura en su último informe. Y destaca lo obvio: que el “cordón sanitario” que formó el Fondo para evitar el efecto contagio de la crisis argentina a otras economías de la región “parece haber sido insuficiente”. A diferencia de las negociaciones que encararon los funcionarios brasileños y uruguayos, el ministro Roberto Lavagna se conforma con que el Fondo refinancie la deuda que la Argentina debe pagar al propio organismo durante este año y el próximo. Las declaraciones de O’Neill confirman que no es mucho más lo que debería esperar.