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Si hay un punto de acuerdo firme entre los funcionarios del FMI y los del equipo de Remes Lenicov es que el corralito deberá extenderse en el tiempo para evitar una quiebra generalizada del sistema bancario. También coinciden que sólo con el corralito puede evitarse que el dólar libre –o unificado en el futuro– se dispare descontroladamente en los próximos meses, como consecuencia de un exceso de demanda de dólares por parte de argentinos desesperados por desprenderse de sus pesos.
El viceministro Todesca dejó en claro ayer el punto, después de contar que, además de la misión del FMI, está en el país una misión del Banco Mundial, otro de los organismos al que el gobierno solicitará ayuda financiera.
Remes Lenicov parece estar siguiendo al pie de la letra el pedido explícito del Tesoro norteamericano de que cualquier negociación con Washington, a diferencia de los vanos intentos de Cavallo, que buscó en más de una oportunidad interlocutores directos con la administración Bush, se canalice por el FMI. Ayer, Michele Davis, secretaria asistente del Tesoro, reiteró el pedido de su jefe, Paul O’Neill. Y reveló que en la conversación con Remes le dijo: “Queremos ver que Argentina tenga éxito”.