EL MUNDO › LOS INSPECTORES VUELVEN A SER EL EJE DE LA CRISIS CON IRAK
Un halcón que vuela más bajo
De hablar de la necesidad de “cambio de régimen”, EE.UU. ha pasado a demandar solamente el retorno de los inspectores de armas. Irak rechazó ayer esa posibilidad, mientras Colin Powell negocia en el Consejo de Seguridad una resolución para imponérsela.
Por Nicholas Watt, David Teather y Ian Traynor *
Desde Londres, Nueva York y Moscú
Gran Bretaña y Estados Unidos se acercaban ayer a una confrontación con Irak anoche después que Bagdad rechazara la exigencia del Presidente George Bush para un retorno incondicional de los inspectores de armas de la ONU. Mientras el canciller británico, Jack Straw, se preparaba para advertir a Saddam Hussein que se enfrentaría a un ataque militar en pocos meses si se niega a readmitir a los inspectores, el viceprimer ministro iraquí declaró que Bagdad no cedería a la “agresión” de Estados Unidos.
Desechando el discurso de Bush a la ONU el jueves como “mentiras y falsedades”, Tariq Aziz dijo: “El regreso de los inspectores sin condiciones no resolverá el problema porque hemos tenido una mala experiencia con ellos. ¿Es inteligente repetir una experiencia que fracasó y no evitó la agresión?”. Sus declaraciones fueron inmediatamente rechazadas por el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, que afirmó: “Obviamente tienen algo que ocultar”. Bush estableció el tono de la opinión de Estados Unidos sobre Irak antes, cuando dijo que “dudaba profundamente” de que Bagdad cumpliera los pedidos de readmitir a los inspectores de armas.
La guerra de palabras entre Washington y Bagdad endurecerá la determinación de Bush de que el Consejo de Seguridad de la ONU redacte una firme resolución sobre la readmisión de inspectores. Gran Bretaña y Estados Unidos, que ayer se embarcaron en una ronda frenética de diplomacia en la ONU en Nueva York, quieren que la resolución deje en claro que Bagdad enfrentará un ataque militar si no da a los inspectores un acceso ilimitado. Bush también quiere establecer una fecha estricta de “días o semanas y no meses o años” para que Irak cumpla con el pedido de la readmisión de los inspectores.
Straw esbozará este enfoque hoy, cuando le diga a la Asamblea General de la ONU: “Tenemos que ser claros con Irak y con nosotros mismos sobre las consecuencias que podría tener que Irak no cumpla con sus obligaciones”. Una fuente británica explicó su posición en términos contundentes: “Todos entienden que el objetivo clave es que los inspectores de armas vuelvan a entrar y debemos dejar en claro que la alternativa es la fuerza”, dijo.
Gran Bretaña es cuidadosa de no hablar públicamente de incluir la amenaza de fuerza militar en la resolución, porque sus ministros esperan ganar a los miembros escépticos del Consejo de Seguridad y poner a los iraquíes bajo mayor presión para readmitir a los inspectores. El rechazo de Irak a las exigencias de Estados Unidos parecía complicar las negociaciones en la ONU. Pero la respuesta de Bagdad estuvo cuidadosamente fraseada de modo de dejar la puerta abierta, aunque sea tenuemente, para readmitir a los inspectores de armas.
Pero los funcionarios británicos dejaron en claro que Straw, que había almorzado ayer con sus contrapartes de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, tenía una “mente abierta” sobre lo que debía estar en la resolución. Su enfoque fue acogido favorablemente por Colin Powell, el secretario de Estado norteamericano, quien diplomáticamente se refirió a la redacción de la “resolución o resoluciones” mientras se preparaba para reunirse con los otros 14 miembros del Consejo de Seguridad. Esto fue un guiño a Francia, uno de los “cinco grandes” con poder de vetar una resolución, y que propuso dos resoluciones. Bajo el plan francés, la primera resolución le daría a Irak tres semanas para readmitir a los inspectores. Esto sería seguido por una segunda aprobando el uso de fuerza militar si Irak se niega.
Gran Bretaña y Estados Unidos esperan que su enfoque conciliatorio mejore la atmósfera en la ONU mientras los diplomáticos se preparan para redactar la nueva resolución. El “marco de trabajo” de la resolución será establecido por los cancilleres durante el fin de semana. Los diplomáticos comenzarán luego a redactar una resolución que Gran Bretaña espera queesté terminada la semana que viene o la otra. Detrás de su lenguaje público conciliatorio, sin embargo, Gran Bretaña y Estados Unidos son inflexibles en que la amenaza de acción militar también debe estar incluida en la resolución.
El gobierno británico también tiene un ojo puesto en una creciente revuelta en el Partido Laborista. Tony Blair recibirá mañana una advertencia de la amenaza que enfrenta cuando sus ex ministros Chris Smith y Gerald Kaufman le adviertan sobre los peligros de una acción militar sin el consenso internacional.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.