Desde Santiago

Como una verdadera pole position puede graficarse la elección municipal realizada ayer en Chile (1231 candidatos a alcalde para 345 comunas y 9486 concejales para 2160 cupos) con miras a las presidenciales del 2010. Los equipos más importantes comandados por la Concertación y la Alianza mostraron todo su poderío en las vueltas de prueba. Sin embargo, fue la derecha la coalición que corrió más rápido –por lo menos en los primeros sondeos– al quitarle una buena parte de las alcaldías clave al oficialismo. Ahora el actual gobierno tendrá que acelerar aún más para revertir esta situación si quiere lograr un quinto período en el poder, que ostenta desde 1990.

Pero la tarea se ve difícil. Las votaciones de ayer fueron la propulsión perfecta para que la principal carta de la derecha, el multimillonario inversionista Sebastián Piñera, se quede con el podio principal de La Moneda en dos años más. Tarima que, por lo demás, no aguanta segundos lugares.

El boca de urna hizo que varios ministros de la presidenta Michelle Bachelet arrugaran la frente desde temprano. A eso de las 21, cuando el subsecretario del Interior, Felipe Harboe, entregó el segundo cómputo oficial de las elecciones municipales, con más del 50 por ciento de las mesas escrutadas, la mueca de disgusto se hizo más evidente. Esto porque del total de votos para alcaldes válidamente escrutados, la lista E, correspondiente a la Alianza, se mantenía en 40,24%, mientras que las listas de la coalición de gobierno sumaban 38,46%. En 2004, el oficialismo obtuvo 44,81% en esta votación. En cuanto a la elección de concejales, hace cuatro años, cuando la Concertación corría en una sola lista (hoy lo hace en dos: Concertación Democrática y Concertación Progresista) alcanzó un 47,89% de los votos; la Alianza un 37,68%.

Con estos resultados, la reunión que comenzó minutos antes entre Bachelet y los tres ex mandatarios de la Concertación, los democratacristianos Patricio Aylwin y Eduardo Frei, y el socialista Ricardo Lagos, sólo puso más tensión a la jornada.

El ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, no anduvo con rodeos: “No podemos estar contentos si la tendencia es a perder”. Las palabras apuntaban a las comunas en que la Concertación perdió o no pudo instalar a sus alcaldes. Tal es el caso de Santiago, donde el fracaso del DC Jaime Ravinet es un duro golpe en una comuna considerada clave y que marca un importante apoyo “psicológico” para cualquier partido que se la adjudique.

El que andaba con la cara llena de risa era evidentemente Piñera, que llegó a celebrar a la Municipalidad de Santiago junto al futuro alcalde (UDI) Pablo Zalaquett y todos los próceres de la alianza. Lo primero que hizo fue valorar los resultados (que hasta esta edición se mantenían ganando en importantes comunas como Recoleta, Ñuñoa y Cerro Navia, este último municipio otrora inexpugnable para la derecha. Además, ganaban en las regiones de Valparaíso, Talca, Curico y Punta Arenas).

“Los candidatos de la Alianza representan a las personas que quieren que Chile salga del pantano y que recuperemos el progreso y el desarrollo”, sostuvo y destacó que los resultados definitivamente representan un reimpulso a su candidatura. “Estos resultados nos llenan de más motivación y compromiso para seguir trabajando por conquistar adhesiones y corazones”, lanzó Piñera a la galería.

Al cierre de esta edición, se esperaba que la tendencia se mantuviera y que el cónclave de presidentes concertacionista entregara por primera vez un mea culpa general.