Desde Jerusalén

Israel está bajo sospecha de cometer crímenes de guerra. La advertencia no es nueva, pero ayer llegó desde adentro de las fronteras israelíes. “Decenas de miles de civiles viven en un constante y claro peligro”, denunciaron nueve organizaciones israelíes de derechos humanos, en una carta que dirigieron al gobierno de Tel Aviv, los jefes de las fuerzas armadas y el fiscal general israelí. Las ONG, entre ellas Betselem, Gisha Adalah y la oficina local de Amnistía Internacional, condenaron los ataques “sin precedentes” a la población civil en la Franja de Gaza, a los que calificaron como “abiertas violaciones a las leyes de la guerra”.

El texto de las organizaciones israelíes hace énfasis no sólo en el número de muertos –que ayer superó los mil–, sino también en el miedo y desesperación que provoca entre los palestinos el no tener a dónde huir. El bloqueo israelí no permite salir a nadie, ni siquiera a los más de 600 heridos y enfermos crónicos que ya han pedido permiso para recibir tratamiento en Egipto, Cisjordania o incluso Israel. Mientras la guerra sigue y Tel Aviv se niega a abrir las fronteras, ellos deben compartir los abarrotados y desabastecidos hospitales con los más de tres mil heridos que han dejado las casi tres semanas de ataques israelíes.

Las organizaciones aprovechan la carta para hacer una descripción completa de la situación en la Franja, no sólo de los muertos y los heridos que monopolizan las tapas de los diarios de todo el mundo. Según los equipos de rescate, dice el texto, en las zonas más destruidas por los bombardeos israelíes el flujo de las cloacas corre por el medio de las calles, más de medio millón de personas hace días que no tienen agua potable y la mitad de ellos hace 18 días que no cuentan ni con una hora de electricidad.

La carta destina una sección especial para los equipos médicos y de rescate. Las organizaciones denunciaron que, en lo que va de la ofensiva, las fuerzas israelíes atacaron 15 edificios o vehículos que pertenecían a una organización humanitaria o los servicios sanitarios palestinos. Todos ellos, aclaran, estaban identificados con emblemas o cruces rojas. En los ataques, al menos 15 paramédicos y médicos murieron y otros 17 resultaron heridos.

Adelantándose a la habitual respuesta de Tel Aviv, las organizaciones firmantes repudiaron por igual los ataques israelíes y los lanzamientos de cohetes palestinos a territorio israelí. Aun a pesar de la masiva ofensiva militar contra la franja, las milicias de Gaza siguen disparando cohetes todos los días. Ayer, por segunda vez desde que comenzó la ofensiva, un grupo no identificado lanzó tres misiles desde el sur del Líbano hacia el norte israelí. Tel Aviv respondió con su artillería, pero la agresión quedó allí porque el grupo armado libanés Hezbolá no se adjudicó el ataque.

El grupo de ONG reconoció el asedio constante que vive Israel, tanto desde su frontera norte (con el Líbano) cuanto la del sur (con Gaza). Sin embargo, agregó, el problema está en la “desproporcionalidad” de la ofensiva militar israelí contra 1,5 millón de palestinos, que viven al borde de una crisis humanitaria. La carta cierra con un pedido concreto: abrir los pasos fronterizos para permitir que los civiles huyan de los combates y los equipos médicos extranjeros accedan a las víctimas.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.