EL MUNDO › EL PRóXIMO PREMIER, NETANYAHU, LE ENTREGARíA LA CANCILLERíA AL PARTIDO RACISTA LIDERADO POR AVIGDOR LIEBERMAN

Pactó el Likud con la ultraderecha israelí

Todo indica que Israel tendrá un gobierno de perfil marcadamente conservador. Según los términos de la alianza, Israel Beitenu obtendrá los ministerios de Exteriores, Seguridad Interior, Infraestructuras, Turismo e Inmigración.

El futuro primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, del Likud, alcanzó un acuerdo con los ultranacionalistas de Israel Beitenu, lo que le permite formar un gobierno restringido de derecha. Así, la llegada de Lieberman a la cúpula de la diplomacia israelí quedó a un paso de concretarse. Esta alianza provoca inquietudes en el mundo.

“Estamos de acuerdo en todos los principios y asuntos, así como en la distribución de ministerios y en la opción de un gabinete de unión”, dijo Guideon Saar, un diputado del Likud (derecha, 27 diputados), tras la firma en la madrugada de ayer de un acuerdo de coalición con Israel Beitenu (15 escaños sobre 120), el partido de Avigdor Lieberman. “No cerramos la puerta a un gobierno ampliado y, si se forma, provocará cambios” en el acuerdo del Likud y de Israel Beitenu, añadió Saar, que supervisa las negociaciones para la formación del gabinete.

Según los términos de este primer acuerdo de coalición, Israel Beitenu obtendrá el Ministerio de Relaciones Exteriores, atribuido a Lieberman, al igual que los de Seguridad Interior, Infraestructuras, Turismo e Integración (inmigración). Voceros partidarios afirmaron no obstante que el nombramiento de Lieberman como ministro de Relaciones Exteriores todavía no está acordado definitivamente. Los dos partidos por sí solos no alcanzan la mayoría de las 120 bancas del Parlamento, por lo que aún deben reclutar a otras agrupaciones para su coalición.

La vocera del Likud, Dina Libster, dijo que el convenio alcanzado incluye un compromiso de que ambas agrupaciones acepten como socios de gobierno a partidos más moderados, como la formación Kadima, de la canciller saliente Tzipi Livni. Este acuerdo deja por lo tanto un resquicio –aunque pequeño–- para que Livni continúe al frente de la diplomacia del país. Livni confirmó ayer las informaciones de que el Likud había renovado los esfuerzos para reclutarla, pero dijo que los contactos todavía no la habían convencido.

La canciller saliente reiteró que sólo formará parte de un gobierno comprometido con la firma de un acuerdo de paz definitivo con los palestinos. “No es ningún secreto que durante la semana pasada hubo discusiones con el presidente del Likud, la persona designada para formar gobierno. Pero las cosas no cambiaron”, dijo Livni. El domingo a la noche, Netanyahu se reunió con el presidente Shimon Peres en Jerusalén para intentar convencerlo de que intervenga ante Kadima (28 escaños), el partido centrista de Tzipi Livni, la canciller saliente, y ante el Partido Laborista de Ehud Barak, ministro de Defensa, para que acepten formar un gobierno de unión nacional.

Y es que el gobierno de marcado carácter conservador que se perfila es fuente de preocupación, en particular en Egipto y en Jordania, los dos países árabes que firmaron tratados de paz con Israel. “Estamos confrontados a un factor negativo, que potencialmente puede crear daños en el proceso de paz, que es la emergencia de un gobierno de extrema derecha en Israel”, declaró el jefe de la diplomacia egipcia, Ahmed Abul Gheit, en Bruselas.

El rey Abdalá II de Jordania estimó, por su parte, que la constitución de un nuevo gobierno en Israel no debía ser una excusa para retrasar las negociaciones de paz israelo-palestinas. El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana, repitió que los europeos estarían “dispuestos a trabajar normalmente con un gobierno israelí que aceptase trabajar por una solución de dos Estados”. “Si no fuera el caso, la situación sería diferente”, añadió.

Netanyahu rechaza la ida de un Estado palestino y prefiere hablar de una “paz económica” que prevea una mejora de las condiciones de vida de los palestinos en Cisjordania. El canciller francés, Bernard Kouchner, exhortó, por su parte, a evitar el ostracismo: “Hará falta, y deseo que sea lo más abierto posible, trabajar con el gobierno israelí”. El riesgo de Netanyahu de formar un gobierno sólo con aliados de la extremaderecha es altísimo, máxime cuando se trataría de un gabinete apoyado por 65 diputados.

El Likud proseguirá las negociaciones con sus aliados naturales, los partidos religiosos y de extremaderecha, en particular el Shass (ultraortodoxo sefardí, 11 escaños), la Lista Unificada de la Torá (ultraortodoxo ashkenazi, cinco diputados), la Unión Nacional (cuatro) y Hogar Judío (tres).

Según el plazo legal, Netanyahu tiene que formar gobierno y someterlo al Parlamento antes del jueves, de lo contrario deberá pedir al presidente israelí, Shimon Peres, una prórroga de dos semanas.

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El líder del Likud, Benjamin Netanyahu (izq.), tiene hasta el jueves para formar gobierno y someterlo a la aprobación del Parlamento.
Imagen: EFE
 
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