El presidente del Partido Justicialista, Néstor Kirchner, será el principal orador hoy en un acto en La Plata y muchos dirigentes kirchneristas se preguntaban ayer si iba anunciar allí su candidatura o al menos a insinuarla. Fuente cercanas a Kirchner dejaron entrever durante el día que esa posibilidad estaba abierta, pero al anochecer, cuando dirigentes del peronismo disidente con Francisco de Narváez a la cabeza se desdijeron y anunciaron que votarán en contra del adelantamiento de las elecciones, los kirchneristas más entusiastas pusieron freno: dijeron que el ex presidente quizás espere hasta que sea ley la decisión de que se vote el 28 de junio.

En el Gobierno no esperaban que el PRO y el peronismo disidentes dieran marcha atrás, luego de que De Narváez y la senadora Hilda “Chiche” Duhalde habían anunciado el viernes –y lo habían ratificado el fin de semana– que votarían afirmativamente el proyecto que envió ayer al Congreso la presidenta Cristina Kirchner. El diputado Felipe Solá fue el único dirigente de peso del sector que se opuso.

“De Narváez hasta había dicho que era una irresponsabilidad dejar que se hagan las elecciones en octubre. No puedo creer que Solá le haya torcido el brazo a pesar de que en las encuestas tiene menos de la mitad que De Narváez”, le dijo anoche una fuente de la Casa Rosada a Página/12.

La ecuación también cambió por un par de horas el clima de tranquilidad que había en los bloques oficialistas en el Congreso, donde contaban con esos votos que le aseguraban holgadamente la aprobación de la ley. El jefe del bloque en Diputados, Agustín Rossi, comenzó a hacer un veloz relevamiento para confirmar si todos los legisladores que le responden seguían manteniendo su posición de votar junto al oficialismo. Respiró tranquilo cuando sumó y las cuentas le daban.

Sin embargo, por la experiencia que acumuló en estos años, y sobre todo en el 2008, sabe que hasta que la ley no esté votada no puede cantar victoria. El temor es que, como ocurrió cuando se trató la ley de retenciones móviles, alguno de los suyos sea tentado desde los sectores opositores al Gobierno. El oficialismo necesita 129 diputados para tener quórum y la misma cantidad para aprobar la ley. Otro tanto ocurre en el Senado, aunque allí los kirchneristas hasta ayer contaban con 39 votos seguros a favor, de los 37 necesarios.

Seguramente hasta la tarde de hoy, cuando Kirchner se suba al escenario del club Atenas de La Plata, en las dos cámaras, tanto como en la residencia de Olivos, se seguirá contando una y otra vez la adhesión de voluntades. La síntesis de la opinión predominante en el oficialismo la dio un diputado muy cercano a Kirchner: “Vamos a llegar, porque si no estaríamos ante un escenario bastante peligroso. Pero lo ideal sería que no lleguemos cortando clavos”.