EL MUNDO

El acuerdo en Colombia es que la guerra no se acaba

Los 10 “países facilitadores” del proceso de paz pedirán a las FARC explicaciones sobre su escalada bélica, que el presidente Andrés Pastrana calificó ayer de “actos terroristas”.

Las FARC, principal guerrilla colombiana, han escalado su violencia en los últimos días, lo que podría frustrar la reactivación de las conversaciones con el gobierno para llegar a un acuerdo de cese de fuego el 7 de abril. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia lanzaron ayer una nueva ofensiva en cuatro poblaciones del país, causando la muerte de dos civiles y un policía, lo que se suma a la explosión del viernes en Bogotá que les costó la vida a cuatro policías y a una niña, más 14 personas heridas. El presidente Andrés Pastrana condenó ayer los ataques como “actos terroristas” e instó a la guerrilla a definirse por la paz. De lo contrario, “las Fuerzas Armadas están preparadas para combatir al terrorismo”. Los 10 “países facilitadores” de la negociación, que fueron clave para detener la guerra en las conversaciones del fin de semana pasado, también expresaron su preocupación y anunciaron una pronta reunión con el líder de la guerrilla, Manuel “Tirofijo” Marulanda. Y los paramilitares de extrema derecha dijeron que las acciones de las FARC reflejan que los intentos de superar la crisis del proceso de paz “son pura retórica”.
“Estos no son actos revolucionarios, son actos terroristas”, dijo ayer Andrés Pastrana sobre la violencia desatada esta semana por la mayor guerrilla del país. Las FARC incursionaron ayer en la localidades de Samaná, Salamina, Murillo y Valparaíso, destruyendo casas, con ataques de explosivos y fusiles a varias sedes oficiales, causando la muerte de dos civiles y un policía. Además hubo una emboscada a una patrulla de la policía en Guajira en la que murieron cinco policías presuntamente atacados por los guerrilleros. La arremetida de los rebeldes ha afectado también a Bogotá, donde el atentado del viernes en un restaurante, frente a un cuartel policial, causó la muerte de cuatro policías y una niña de cinco años. Miembros de las FARC han dinamitado puentes y rutas, derribado torres de energía e intentado dejar sin agua a Bogotá, en el marco de una nueva directiva de llevar la guerra a las grandes ciudades. El grupo guerrillero, que cuenta con unos 17.000 hombres armados, ya anunció que va a continuar con su campaña militar hasta pactar la tregua, en vistas a que las Fuerzas Armadas y los paramilitares de ultraderecha prosiguen sus propias acciones. Ayer, precisamente, fue el turno de que hablaran estos últimos: las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) aseguraron que con la actual arremetida de las FARC “queda claro que los términos de superación de la crisis del proceso de paz son pura retórica”, y criticaron el silencio de la comunidad internacional ante las acciones violentas de la guerrilla. Según los paramilitares, Pastrana “no ha conseguido un sólo hecho de paz para los colombianos”, y por eso “la realidad de nuestra fuerza política será el conducto que canalice la inconformidad y la ira de los colombianos”.
A Pastrana, quien inició su mandato el 7 de enero de 1999, le queda poco tiempo para cambiar la historia de Colombia, signada por varias décadas de conflicto armado interno, mientras el país se prepara para las elecciones presidenciales del 26 de mayo. Recientemente el proceso de paz de su gobierno con las FARC estuvo a punto de desvanecerse, cuando la guerrilla amenazó retirarse de la mesa de negociaciones porque objetaba el despliegue de controles militares en torno a la zona desmilitarizada de 42.000 kilómetros cuadrados que ocupa en el sur del país. Finalmente, ambas partes acordaron, con la presencia de los 10 países facilitadores y una delegación de la ONU, reanudar las conversaciones y se dieron plazo hasta el próximo 7 de abril para firmar una tregua bilateral, por seis meses.
Los 10 países facilitadores (Canadá, Cuba, España, Francia, México, Italia, Noruega, Suecia, Suiza y Venezuela), conmovidos por los últimos hechos de violencia, anunciaron que van a entrevistarse con Tirofijo, aunque declinaron calificar los hechos de esta semana. Por ahora, continúan las hostilidades y crece el temor al horizonte de una guerra total.

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Un policía vigila el lugar donde el viernes estalló la bomba en un barrio obrero de Bogotá.
 
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