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Lo primero que hizo ayer Hugo Chávez al tomar la palabra en la Asamblea General de la ONU fue resaltar el optimismo que, según él, se respira en el mundo a partir de la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca. “Ayer Obama habló aquí, pero ya no huele a azufre. Huele más bien a otra cosa: a la esperanza”, lanzó el mandatario venezolano, aludiendo de ese modo a cuando él mismo, en el último encuentro en la ONU, había señalado que en el podio de la organización multilateral en Nueva York olía azufre, ya que “el Diablo” (George W. Bush) había hablado desde allí.

Desafiante e irónico, el líder bolivariano habló de todo en su discurso y, para ello, como es habitual en él, dejó de lado la prudencia diplomática: habló de Honduras, de América latina, de las armas nucleares, del capitalismo y del medio ambiente, pero la figura de Obama volvió una y otra vez. Por un lado, Chávez invitó al norteamericano a comulgar con su proyecto político. “Obama, ¡sé consecuente con tus ideas y vente p’al socialismo!”, le dijo. “¡Te invitamos al eje del mal!”, le propuso. Mientras que, por el otro, mostró sus dudas acerca de las verdaderas intenciones del jefe de la Casa Blanca.

Sus dudas respecto de Obama, según el propio Chávez expresó, se generan, por ejemplo, con el caso del golpe de Estado en Honduras y la postura de Washington al respecto. Sin medias tintas, el mandatario sudamericano acusó a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos de ser cómplices del derrocamiento del presidente Manuel Zelaya e incluso sugirió que el mandatario norteamericano también podía serlo. “¿Habrá dos Obamas?”, se preguntó Chávez ante un auditorio repleto de jefes de Estado y diplomáticos que ya intuían el argumento del venezolano. “Who are you, Obama?”, interpeló Chávez en inglés, provocando algunas risas entre la platea.

Con gesto serio, el líder bolivariano les exigió a los soldados hondureños que rodean la Embajada de Brasil que no repriman más a su pueblo y que se den cuenta de que su verdadero comandante en jefe se encuentra en el interior de la sede diplomática, asediado. Asimismo, Chávez denunció el apoyo israelí al gobierno de facto hondureño. “(Los golpistas) tienen equipos de perturbación dirigidos a la mente suministrados por Israel, único país en el mundo que reconoció a ese gobierno golpista”, acusó. Si bien ese reconocimiento nunca existió, el propio dictador Micheletti se ha encargado de resaltar que el gobierno israelí es uno de sus pocos interlocutores.

Además de Honduras, Chávez habló de Colombia y de Cuba, y en ambos casos reclamó medidas al presidente estadounidense. “Hay que hacer la paz en Colombia, pero teniendo en cuenta que se trata de una guerra civil con raíces históricas profundas. Si se logró la paz en Centroamérica, se puede lograr en Colombia”, aseguró Chávez sobre el conflicto que opone al mandatario Alvaro Uribe y el Estado colombiano con la guerrilla de las FARC. Pero advirtió: “Las siete bases militares que Estados Unidos quiere instalar en ese país son una amenaza”. Sobre el régimen de La Habana, el mensaje fue directo: “Obama, levanta el bloqueo a Cuba, sé consecuente”, lanzó. “¿O es que hay dos Obamas?”, volvió a insistir.

Entre citas a Noam Chomsky, Fidel Castro, Lula da Silva o Karl Marx, “ese Einstein de la política”, según lo definió, Chávez aseguró que las transformaciones políticas de la última década en América latina son revolucionarias. “Esa revolución es el principio de la salvación del mundo amenazado por el capitalismo, que es el camino seguro a la extinción de la especie humana”, afirmó el mandatario.

El discurso duró poco más de una hora. Chávez había adelantado al principio: “No voy a hablar más que Khadafi (presidente de Libia, una hora y 35 minutos)”, explicó entre risas y aplausos. “Pero tampoco voy a hablar menos que Obama.”