El primer ministro y magnate mediático italiano, Silvio Berlusconi, profundizó aún más el control que ejerce sobre la mayoría de los medios de comunicación de su país. Il Cavaliere, que ya posee tres canales de televisión privados –Canale 5, Rete 4 e Italia 1– le apuntó ahora a la cadena pública RAI3: tras prohibirle transmitir la manifestación en su contra que copó las calles de Roma el pasado sábado, ayer el premier echó al director general de la entidad, Paolo Ruffini. El motivo, según la prensa local, habría sido que Ruffini, en base a programas periodísticos incómodos para Berlusconi, logró superar, en horario central, el rating de los canales del hombre más poderoso de Italia. En los últimos días, a su vez, el premier logró imponerles a los medios públicos un nuevo órgano de control externo encargado de “controlar la calidad de la oferta”. Según denunció la oposición, se trataría, lisa y llanamente, de censura.