Jueves, 10 de diciembre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › OPINAN LOS QUE APOYARON LAS ELECCIONES EN HONDURAS
Los países que apoyaron las elecciones hondureñas ahora piden la renuncia del dictador Roberto Micheletti para legitimar el traspaso del mando, el 27 de enero próximo. “Las elecciones representan un importante hito en el proceso, pero no son el final”, aseguró la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, luego de felicitar al presidente electo de Honduras, Porfirio Lobo. El líder centroamericano venía de reunirse con los mandatarios de Costa Rica y Panamá, Oscar Arias y Ricardo Martinelli, respectivamente, y los dos le habían reiterado lo mismo que Clinton: la transición no estaba completa. “Lo que la comunidad internacional aspira, desea y exige es que la banda presidencial el 27 de enero se le transfiera a don Porfirio Lobo por alguien que no sea don Roberto Micheletti”, explicó el Premio Nobel de la Paz Oscar Arias.
El mensaje fue tan claro y contundente que Lobo canceló su viaje a República Dominicana, programado para ayer, y anunció que el presidente de Panamá postergaba su visita a Honduras hasta que la transición de la dictadura a un supuesto gobierno de unidad nacional estuviera completa. Según explicó el mismo Lobo ante los medios hondureños, los países que apoyaron su victoria electoral –Estados Unidos, Panamá, Costa Rica, Perú y Colombia– quieren que se cumplan todos los puntos del llamado Acuerdo Tegucigalpa-San José antes de la asunción del nuevo gobierno.
El Acuerdo Tegucigalpa-San José, firmado por golpistas y zelayistas a principios de noviembre pasado, establecía que se debía crear un gobierno de unidad nacional antes de las elecciones del 29 de noviembre y que el Congreso hondureño tenía la última palabra sobre la restitución del presidente derrocado hace más de cinco meses, Manuel Zelaya. La semana pasada el Legislativo votó en contra de la vuelta de Zelaya al poder, pero aún nada se avanzó en cuanto al gobierno de unidad nacional.
Por eso, Arias y sus pocos aliados en la región demandan que se acelere la salida de Micheletti y se forme un gobierno de transición para el próximo mes. En otras palabras, la dictadura hondureña lograría imponer la fórmula que propuso desde el principio: que asuma un tercero, ni Micheletti ni Zelaya.
Ayer desde su bunker en la embajada brasileña en Tegucigalpa, el presidente derrocado volvió a rechazar las elecciones y con ellas las negociaciones internacionales para legitimar al futuro gobierno de Lobo. “Nadie se engañe con la farsa y la trampa del pasado 29 de noviembre. La victoria de Pepe Lobo es ilegítima, ilegal y sumamente débil”, advirtió el mandatario legítimo de los hondureños, quien denunció una y otra vez la complicidad del gobierno norteamericano con la dictadura encabezada por Micheletti.
De nada sirvió el guiño que intentó mandarle Arias desde Costa Rica. El mandatario y Premio Nobel de la Paz le pidió a Lobo que impulsara una amnistía general para todos los afectados por el golpe de Estado, de manera que, explicó públicamente, el presidente Zelaya pudiera salir tranquilo de la embajada brasileña. La propuesta del costarricense no es nueva, ya la habían sugerido los golpistas hondureños, pero finalmente había quedado fuera del texto del Acuerdo Tegucigalpa-San José.
Acompañado por sólo quince personas, Zelaya sabe que el gobierno de Lobo asumirá aun a pesar de sus denuncias y, por eso, ya comenzó a diseñar una estrategia para los próximos años. “La resistencia debe ser el eje para coordinar y aglutinar las fuerzas políticas progresistas que, sin perder su propia identidad, logren cumplir el objetivo de las transformaciones y cambios para el pueblo hondureño”, aseguró Zelaya en una carta que envió esta semana al Frente Nacional de Resistencia.
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