Martes, 13 de abril de 2010 | Hoy
EL MUNDO › EL PERIODISTA QUE DESTAPó EL MAYOR ESCáNDALO DE CORRUPCIóN DE LA POLíTICA FRANCESA
Los buitres de las finanzas y los de la política, que montaron la manipulación política, encontraron en el periodista Denis Robert al culpable ideal: de investigador pasó a ser instigador y el mundo se le vino encima.
Por Eduardo Febbro
El ejercicio de la libertad es peligroso. El periodista Denis Robert pagó un tributo prolongado y tortuoso por sus investigaciones sobre la corrupción en las finanzas internacionales. Fue quien destapó el mayor escándalo que sacudió a la clase política francesa, el espinoso caso Clearstream, que tuvo como protagonistas al actual presidente, Nicolas Sarkozy, y al ex primer ministro Dominique de Villepin. Después de decenas de millonarios procesos judiciales, de tres libros publicados, dos películas, reportajes y una inenarrable lista de contrariedades, Denis Robert decidió contar a la vez su vida y las aguas turbias de las finanzas internacionales y del caso Clearstream con una historieta. Contundente, pedagógico, ilustrativo, el primer tomo de la saga (El Negocio de Negocios) de un hombre a quien le cayó encima un sistema corrupto hasta la médula logra, sin simplificar, poner en escena lo que ocurrió desde que Robert tuvo la idea de renunciar al diario Libération para dedicarse a escribir libros de investigación.
A su manera accidental allí nace el caso Clearstream, que son dos escándalos en uno. El primero es el que destapó Denis Robert con un libro sobre los vericuetos del dinero negro que circula en el sistema bancario a través de uno de esos paraísos de las finanzas disimulado en el corazón del sistema financiero, es decir, Luxemburgo, y de un operador central de las cuentas bajo la mesa, la empresa luxemburguesa Clearstream. Los libros Revelation$ y La Bête Noire le valieron a Robert varios juicios. Luego, con el libro Clearstream, la investigación, su caso se complicó porque Robert probó que el escándalo que implicó al actual presidente estaba basado en una manipulación. Nicolas Sarkozy fue víctima de una maquinación cuyo objetivo consistió en arruinar su carrera política antes de que ganara las elecciones presidenciales de 2007. Sarkozy y otros personajes de la clase política aparecieron en listas como los titulares de cuentas abiertas en la empresa Clearstream y alimentadas con fondos de comisiones ocultas.
Las listas eran falsas y, en 2004, cuando era ministro de Interior, Sarkozy prometió colgar “del gancho de un carnicero a los responsables de esto”. Y así intentó hacerlo cuando presentó una querella contra el presunto responsable del montaje fraudulento, el ex jefe de gobierno Dominique de Villepin. Denis Robert se vio implicado en la trama porque estaba en poder de las listas con los nombres, pero su versión del documento databa de antes de que las listas fueran manipuladas. Los buitres de las finanzas y los de la política, que montaron la manipulación, encontraron en Robert el culpable ideal: de investigador pasó a ser instigador y el mundo se le vino encima. Los culpables y la misma empresa Clearstream aprovecharon la confusión para cargar contra el periodista: Denis Robert fue puesto en el mismo banquillo de los acusados que los verdaderos culpables.
En el primer tomo de la serie de esta historieta “El negocio de los negocios” (editado en español por Astiberri), Robert cuenta sus años de periodista en Libération y la forma en que descubrió el poderoso mundo de la corrupción bancaria. Robert trató de mostrar cómo llegó a verse enredado en esa trama sucia cuando empezó a “comprender que los paraísos fiscales son espejismos y que existen otros terrenos más interesantes para explotar”. La segunda entrega de esta historia gráfica, realizada con la colaboración de Yan Lindingre y Laurent Astier, entra de lleno en los mecanismos infernales de las finanzas. El relato es tan preciso como impresionante de transparencia y realismo y describe al filo de los hechos las turbias aguas del universo económico. Robert define su trabajo como “una suerte de ficción gráfica de lo real que se sirve de los códigos del periodismo”. Los dibujos imprimen a la historia una dimensión tangible y dramática que un libro de investigación no hubiese podido alcanzar. Denis Robert explica que “la relación de fuerzas entre el poder económico y los diarios se ha vuelto tan destructora que hay que estar loco o ser masoquista para lanzarse en investigaciones tan perturbadoras. La ficción permite evitar algunos obstáculos”.
El trabajo del periodista francés es una hazaña porque apunta a la corporación más poderosa del planeta, el sistema bancario. Robert destripa no sólo a los personajes que mueven los hilos y al sistema en el que evolucionan, sino que también muestra la intimidad de la investigación que realizó, los viajes, las reuniones. La narración gráfica incluye hasta un encuentro con el juez español Baltasar Garzón. “Los bancos a mí no podrán comprarme”, advierte Robert. Los dos tomos publicados de esta historieta son una prueba de ello, además de la contundencia con que el sistema intentó ahogarlo en procesos y condenas. De esta rocambolesca y dramática historia de falsificaciones, Denis Robert saca una conclusión clara: “Los medios de comunicación, los servicios secretos y la Justicia jugaron el juego de la guerra entre Nicolas Sarkozy y Dominique de Villepin y ocultaron el verdadero caso Clearstream”. El verdadero escándalo no es la elaboración de listas falsas, sino la inmensa correa que mueve los intercambios financieros internacionales detrás del telón. Robert corrió una parte. La historieta restituye con una fuerza y una veracidad inéditas los meandros del dinero sin identidad fiscal.
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